El 26 comienza el principio del fin. El 28 se aceptan solicitudes de visas.
Desde el mismo momento que asumió la presidencia de la República el teniente coronel felón, hoy difunto, se comenzó un proceso, lento pero sostenido, de acabar con la Democracia. La democracia para los castrocomunistas es solo una palabra para engañar bobos y usar sus reglas para acabar con ella. El propio acto de juramentación del cargo no cumplió con el protocolo democrático. Después vino lo de la convocatoria inconstitucional de la Constituyente, la aprobación de la nueva Constitución, con tres versiones diferentes a la original, y aprobada por solo el 32% del electorado nacional. La renuncia, la cual aceptó. El ilegal despido y televisado de más de 20 mil trabajadores de PDVSA. El cambio inconstitucional de las reglas del referendo revocatorio a Chávez, convertido en plebiscito. Resultados electorales reconocidos y aceptados cuando los favorecen y reconocidos pero no aceptados cuando se pierde. Democracia sui géneris. Al puro estilo cubano. Y paremos de contra porque es tema trillado. Cuando Chávez muere, muerte cuyo proceso y anuncio no fue muy ortodoxo, se le da un golpe duro a la democracia con la designación de Maduro como heredero y el consiguiente proceso electoral. A partir de allí la democracia entra en terapia intensiva.
Ya ni siquiera se guardan las apariencias. El 6 de diciembre, después de mucho esfuerzo, se hace un ejercicio democrático y la oposición le da una paliza al régimen. De nuevo se acepta el resultado pero no se acata. Diputados amazonenses fuera para evitar el número mágico de los 112. La democracia entra en coma.
El TSJ se une a los médicos asesinos, y las enfermeras del CNE le desconectan los aparatos. Todo lo que apruebe la AN es nulo. Todas las leyes aprobadas son inconstitucionales. El RR se hace cuándo y cómo las “comadres” del CNE les venga en ganas. Las elecciones regionales se harán cuando las encuestas cambien. No hay sueldos para esos diputados y se les corta el fluido eléctrico. Y llegó el cura para darle la extremaunción a doña democracia. El presupuesto de la nación para 2017 no pasará por ese “cadáver insepulto” de la AN, según el régimen. Los puntilleros del TSJ le dan la estocada final. Bruto, bueno muchos brutos, la han asesinado. Pienso que muerta la democracia de forma oficial, no hay ningún motivo, ni constitución, ni ley, ni normas, ni nada que impida que todo ciudadano “investidos o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia” y en consecuencia “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”.
Así que de acuerdo a esto todo lo que el pueblo venezolano haga, cualquier acción que tome o se le ocurra, no importa qué, cómo y cuándo, estará ajustada a derecho, es constitucionalmente mandatorio, estará plenamente justificada y tendría el reconocimiento tanto nacional como internacional. No sé, digo yo, que solo soy un ingeniero jurista.