El llamado de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a concurrir masivamente a votar los días 26, 27 y 28 del presente mes para recoger más del 20% de las firmas que se requieren para convocar al referendo Revocatorio, tiene como objetivo central no sólo demostrar el inmenso repudio que tiene más del 80% de los venezolanos contra el regimen de Nicolás Maduro, sino también la capacidad de la dirigencia opositora para conducir pacíficamente al pueblo a la conquista de un cambio significativo, plural e histórico para superar la crisis que atraviesa el país.
La experiencia del 6 de diciembre del 2015 cuando los electores venezolanos lograron tener un rol protagónico, al lado de los partidos políticos y otras organizaciones democráticas del país, cuando sufragaron a favor de las 2/3 partes de la oposición en la Asamblea Nacional, reflejó que también convencieron a muchos pesimistas de que la lucha pacífica y el voto son las armas más poderosas que tiene la mayoría de la población para derrotar la tendencia autoritaria del gobierno.
De allí que una de las consecuencias que se derivan del triunfo de la mayoría de la oposición en las elecciones del 6 de diciembre, fue la derrota del espíritu agresivo de algunos de los integrantes de los grupos parapoliciales y paramilitares, que si bien hirieron a algunos votantes, al final tuvieron que replegarse.
Millones de militantes democráticos del chavismo, se manifestaron convencidos de que han sido engañados con una prédica demagógica y una política fracasada que nos ha llevado a todos los venezolanos a una profunda crisis humanitaria, de escasez de alimentos y medicinas, a una inflación que anula todo los aumentos de sueldos y a una inseguridad que pone en peligro la vida de todos ciudadanos. En un artículo anterior escribí que incluso algunos que se sintieron estimulados por un discurso excluyente que consideraba al adversario político como un enemigo al que se había de destruir, y armados irresponsablemente por algunos altos funcionarios, en la creencia de que obedecerían vertical y ciegamente sus órdenes, trabajadores la mayoría en Alcaldías y Gobernaciones, se sumaron el 6 de diciembre a una multitudinaria concurrencia a las urnas electorales, derrotó pacíficamente la política violenta del madurismo, y celebró el triunfo llamando a la reconciliación de los venezolanos.
Hoy la mayoría de los venezolanos tiene más razones para pensar que solamente en una democracia avanzada, que perfecciona su funcionamiento en un Estado de Derecho, una parte de la población recibe autorización para portar armamento y emplearlo en defensa de la soberanía nacional, y contra la delincuencia cuando ésta se resiste a atender y reconocer la autoridad legítimamente constituida.
Lo que parece sencillo en la teoría aunque no de fácil aplicación en la práctica, un acto de profundo contenido democrático y pacífico como la recolección de firmas para llamar a un Referendo Revocatorio del mandato del Presidente de la República, debería ser parte de un aprendizaje para convivir en un contexto de respeto mutuo y de libre ejercicio de los derechos constitucionales.
Una disidencia como la expresada por el grupo Marea Socialista, varios ex ministros de Hugo Chávez y algunos generales retirados, llamando a respetar el texto de la Constitución Bolivariana de Venezuela, por la realización de un Referendo Revocatorio del mandato de Nicolás Maduro, confirma el rechazo a la arbitrariedad y a la violencia política, un NO a la guerra entre los venezolanos, para lo cual hay que avanzar en el desarme mental de quienes militan en los extremos.