El Zulia FC, un equipo con once años de vida, se convirtió en el nuevo monarca de la Copa Venezuela de fútbol, después de imponerse con autoridad 2-0 a Estudiantes de Caracas -ya descendido a la segunda división- en el partido de vuelta de la gran final, jugado en el estadio José Encarnación “Pachencho” Romero de la calurosa Maracaibo, ante poco más de 18 mil espectadores.
El conjunto petrolero sentenció las acciones en un primer tiempo de mucha lucidez y claridad en ataque, capitalizado con los goles de Jesús González (minuto 16) y el juvenil Brayan Palmezano (43), para luego apelar al oficio en la encomienda de administrar la ventaja ante un cuadro estudiantil muy limitado, que a duras penas pisó el área contraria.
Este es el primer título de un equipo zuliano en la historia de la Copa y también inaugura la vitrina de trofeos de un club que desde 2014 es propiedad del exseleccionador nacional César Farías y que antes había festejado coronas en segunda división.
El cuadro de Maracaibo coronó así una ruta copera repleta de grandes logros y en la que se llevó por delante a elencos que a priori partían como favoritos. El gran golpe y que lo hizo transformarse en un serio candidato, lo dio en cuartos de final, cuando sacó de carrera al Deportivo Táchira, para luego expulsar de la competencia al Deportivo Lara, finalista de la edición anterior.
La gran recompensa para el Zulia, del técnico César “Champion” Marcano, es su clasificación a la Copa Sudamericana del próximo año, en lo que constituirá en su primera incursión internacional.
“He ganado tres Copa Venezuela, pero sin duda esta es la más especial, porque este no es un equipo de nombres, sino de hombres y lo hoy quedó demostrado”, expresó Giovanny Romero, capitán del elenco zuliano, mediante una nota de prensa.
“He luchado siete años para vivir este momento, para darle una copa internacional al Zulia FC, y finalmente, lo hemos conseguido. Las lágrimas son de alegría”, agregó Henry Palomino, el jugador de más antiguedad en la plantilla.
Zulia ya había hecho parte del mandado en la ida, al arrancar un empate sin goles que dejaba sus opciones intactas. La tarea ayer era sellar el triunfo, cualquiera fuese el marcador, algo que parecía muy probable dado el momento de cada club, el petrolero metido en la pelea por ir al octogonal, y su rival ya condenado al descenso, sin olvidar que jugaba en su casa y ante buen apoyo de público.
Todo se aclaró para el Zulia muy temprano en el partido, cuando aprovechó una jugada de pelota quieta para adelantarse al minuto 16, por intermedio de un cabezazo de Jesús González ante el cual lució indefensa el portero Diego Valdez.
Tras esto, el local se agrandó, creció en confianza y trasladó la presión al visitante. De todos modos siguió al mando de la pelota y de la escena, hasta que clavó el 2-0 que, pese a ser apenas el minuto 43, fue una especie de estocada. Lo marcó Palmezano, pero el gran mérito fue de Albert Zambrano, tras rubricar una acción individual de calidad por el sector izquierdo.
En el complemento, Estudiantes intentó reaccionar, pero Zulia lo controló y anuló sus intentonas, en uno que otro caso con intervenciones del portero Edixon González.