La actividad turística obedece a denominaciones dadas por la principal motivación que induce a una persona a planificar y realizar un desplazamiento desde su lugar de origen a una comunidad de destino. Es así como una persona motivada a visitar un sitio natural determinado da lugar a el turismo de naturaleza, aquellos motivados por el cumplimiento de una promesa al santo de su devoción dan pie al turismo religioso y quienes se desplacen a una playa específica, turismo de sol y playa y así, se han conformado las diversas tipologías del turismo, entre otras están: turismo histórico, arqueológico, de salud, de eventos, de compras.
Ahora bien, actualmente en nuestro querido país se ha dado un fenómeno bastante recurrente y no ya tan curioso, el desplazamiento de las personas motivadas por la expresa necesidad de adquirir productos de la cesta básica. Los movimientos se realizan entre municipios o entre estados, las personas están pendientes de dónde se puede encontrar alguno de los artículos y hasta allá se desplazan con la esperanza de comprar algo.
¿Turismo Nacional, turismo interno? O es la creación de un NUEVO TURISMO nacido de la necesidad y la esperanza de todo un pueblo urgido de productos básicos y medicinas. He oído a personas decir jocosamente: “vengo de hacer un tours de farmacias”, otros: “anduve por todos los abastos buscando avena y en el número 19 fue que encontré”, así como ahora es común ver viajeros trasladándose de un estado a otro con un saco, no con mochilas y cámaras fotográficas.
Vale decir que la actividad turística es una forma de recreación, de liberación de estrés, es también una oportunidad de renovar energías a través del disfrute, para emprender las tareas cotidianas con mayor énfasis, no obstante este nuevo turismo produce un efecto contrario en las personas. Primeramente, su destino lo determina la existencia de un producto básico, el cual pasa a ser la representación misma del principal atractivo turístico, es decir ya no se viaja con el deseo de conocer un sitio o monumento específico, sino por la imperante necesidad de adquirir alimentos en donde sea que estos se encuentren.
No obstante, este “nuevo turismo” no muestra caras felices y bronceadas, mucho menos turistas descansados y sin estrés retornando a sus puestos de trabajo con mejores y mayores energías. Es al contrario, las personas regresan cansadas, frustradas, sin recuerdos de momentos gratos ni fotografías con rostros risueños o paisajes hermosos, mucho menos recordando la gastronomía del lugar visitado, que tristeza.