Jóvenes proponen “No hagamos maleta, hagamos país”

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Por estos días, es más usual encontrar jóvenes venezolanos desanimados que resplandecientes de optimismo. Pero, este martes, estudiantes universitarios integrantes del programa de formación nacional Lidera Ocho se plantaron frente al público en la Sala Alternativa de EL IMPULSO, para desgranar razones a fin de quedarse en Venezuela y no emigrar, como lo hacen a diario buena parte de los habitantes de esta tierra.

En el evento denominado “No hagamos maletas, hagamos país”, apoyado por la Fundación Juan Carmona, Omar Álvarez, Odarlys Pérez, Milko Martorana, Eduardo Sira y Luis Anzola se concentraron en despertar, mediante la idea de las conversaciones colectivas conocidas como café filosófico, el amor por la patria y el entusiasmo por trabajar para construir un mejor porvenir.

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“Lo bonito de este café es que como todos hemos sentido ganas de irnos del país, también todos tenemos algo que nos conecta como un familiar, un amigo que se ha ido y cuando empiezas a ver que todos tienen la misma realidad, no solo te ubicas en tu contexto sino en uno general”, definió Álvarez el fundamento sobre el cual se concibió este foro.

La intervención del público fue regla durante el evento. Los jóvenes organizadores invitaron a los asistentes a compartir en voz alta los motivos que los habían atraído a la convocatoria. Comenzó una jovencita llamada Geraldine. A ella la empujó la tristeza de ver cómo todos sus excompañeros de bachillerato se han marchado del país.

Le siguieron una madre cuya única hija tomó un vuelo en búsqueda de oportunidades, una nieta afligida por la muerte de su abuelo debido a la falta de medicinas, otra madre angustiada por la inseguridad, un joven insatisfecho con las ganancias de su trabajo y un padre deseoso de que su hija desista de regresar a Alemania.

Al cabo de unos minutos, los ocupantes de las sillas se hallaron en la mirada del otro, se identificaron y descubrieron que no solo tenían en común sus pesares, sino la querencia por el país, tal como los muchachos de Lidera Ocho habían pronosticado que sucedería.
La conexión dibujó todas sus líneas cuando Pérez, la moderadora, preguntó la razón por la cual se quedaban en el país. Al unísono respondieron: “La familia”.

Los más optimistas afirmaron que Venezuela como casa es inigualable y que, a pesar de todo, sobran las razones para luchar.

Una vez escuchados los desahogos y definidos los conceptos de felicidad, esperanza y desesperanza aprendida, los líderes del conversatorio desglosaron una serie de motivos que, a su modo de ver, son útiles para contribuir al crecimiento del país. Se enfocaron en el emprendimiento como alternativa en tiempos difíciles.

“Queremos resaltar que donde hay crisis hay oportunidades, que donde hay problemas hay necesidades y para estas siempre hay una solución.

Entonces, la idea es que hayan personas dispuestas a ser parte de esa solución, de asumir los retos para poder lograr el país que queremos”, englobó Pérez.

 

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