Como ya sabemos, el gobierno nacional creó la Gran Misión Abastecimiento Seguro y Soberano (GMASS) con el supuesto objetivo de combatir el acaparamiento, la especulación, el contrabando y en resumidas cuentas, la “guerra económica” desatada en contra del proceso “revolucionario” por el “imperialismo” en conchupancia con la oligarquía apátrida nacional; para que dicha instancia burocrática alcance el plus ultra de los resultados, se le asignó esa responsabilidad a las FANB, institución, que según la camarilla que nos gobierna, reúne la “experticia” necesaria en materia de logística, planificación y organización para tal propósito.
Supuestamente, la acción “gerencial” y “revolucionaria” de estos “patriotas” va a permitir que los bienes negados a la población venezolana por el empresariado privado lleguen por fin a sus hogares.
A pesar de que se ha escrito lo suficiente sobre el disparate del Ejecutivo Nacional de querer visualizar el desabastecimiento y la escasez como un problema de distribución y no de producción de bienes y servicios,considero necesario resaltar esteabsurdotoda vez que las últimas acciones del cenáculo gubernativo apuntan hacia el “perfeccionamiento” de dicho error a través del “diseño de un sistema distributivo de alimentos eficiente”, que no es más que la búsqueda de estabilizar el racionamiento como política de Estado en lugar de abordar un programaque apunte verdaderamente hacia elequilibrio yla reactivación de nuestra economía.
Es consabido el esfuerzo de los ex -regímenes satélites de la extinta URRSS, incluyéndola a ella misma, de pretender “repartir” los muy limitados bienes y servicios de que disponían para sus pobladores, situación que a la final desembocó en el desplome de sus experimentos societales basados en la pretendida “estandarización”del nivel social y por ende, de la pobreza. Apenas Cuba sobrevive como único exponente de este fracasado “socialismo”, gracias a la “solidaridad” del gobierno venezolano y a un férreo control social; sin embargo, la realidad carnal y reconocible está obligando a este país caribeño, como efectivamente se evidencia en los hechos, a un cambio de rumbo, lento y disimulado, pero cambio al fin, en su orientación económica. No considero importante referirmeal caso de Corea del Norte ya que esta tiraníaraya en la demencia asesina.
Una cosa, entonces, es estabilizar el racionamiento que se pretende instituir en el país, y otra muy distinta, estabilizarnuestrabase económica. Nuestra economía exige sin dilación, la elaboración y puesta en marcha de un programa de estabilización y de reformas estructurales que le ponga punto final a esta crisismediante la corrección de los desequilibrios macroeconómicos acumulados en estos últimos 17 años; pero vamos por parte. Abordemos lo atinente a la estabilidadcomo primer escalón en este proceso hacia una transición económica, la cual se llevaría a cabo a través delreparo en el corto plazo de los desequilibrios internos y externos. En este sentido, la reducción drástica de la inflación,objetivo fundamentalde esteproceso estabilizador,se alcanzaríamediante la corrección del déficit fiscal, de un adecuado control monetario y de la unificación y flexibilidad en el tipo de cambio;estas medidas, conjuntamente con la reestructuración de la deuda externa, la liberalización de las actividades productivasy el financiamiento externo, permitirían el equilibrio macroeconómico interno necesario.El progreso logrado en los equilibrios anteriormente reseñados permitirán a su vez, lo propio en los desequilibrios externos (balanza de pagos), construyéndose de esta formael contexto adecuado para iniciar el proceso de crecimiento económico.
Más que un error conceptual, el común denominador denotado por los máximos personeros de este calamitoso régimen, es la combinación de la indolencia, del militarismo y desus intereses muy particulares.