El anuncio de Petróleos de Venezuela (PDVSA), de prórroga en el canje de bonos, no sólo es síntoma de la problemática financiera que enfrenta la estatal, sino que es visto como una amenaza sobre los tenedores, al achacarles la culpa por un posible default de la deuda.
Tal aseveración fue hecha por Luis Oliveros, economista especialista de petróleo y docente de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien calificó el comunicado de la petrolera como un “ultimátum sorpresivo”, el cual da a entender que al no haber canje, deberán enfrentar graves problemas para asumir compromisos de deuda.
Por su parte, Rafael Quiroz Serrano, también economista especialista en petróleo y docente universitario, puntualizó que la situación financiera de PDVSA ha sido crítica desde hace algunos meses. La condición tiende a agudizarse en tanto que no exista posibilidad de realizar el canje de los bonos.
Una medida como esta, en su opinión, era de esperarse.
Falla comunicacional
Ambos expertos refirieron que PDVSA ejerció un mal manejo comunicacional sobre el tema, ya que además de mayor transparecía, el anuncio debió realizarse con anterioridad. Destacaron que el tema demandaba diplomacia.
Quiroz Serrano recordó que el ministro de petróleo, Eulogio del Pino, días antes del anuncio, declaró una caída productiva en PDVSA, lo que tampoco alentó a los tenedores y negociadores. Subrayó que dicho comunicado debió realizarse en otros términos.
-No generan confianza. Si tenemos presente que bajan su producción, no existe aliciente ni estímulo.
Al respecto, Oliveros expresó que el canje era una buena alternativa, pero se debió abordar de manera más flexible . “Estas amenazas intentan influir en algunos bonistas y es probable que PDVSA logre el 50% del monto que requiere, pero esta no es la manera”.
Indicó que “el estilo de PDVSA asusta”, por ser un comunicado amenazante, que deja de lado el trato amistoso.
Considera que PDVSA debió reestructurar con más previsión su pago de deudas. A esto sumó que la estatal pudo obtener mayores y mejores beneficios, si hablase a los tenedores de los bonos con mayor claridad en sus números.
Señaló que también se desconoce el número de bonistas que ha aumentado PDVSA con la extensión de los plazos. Sin embargo, los acuerdos y propósito de recuperación de producción petrolera hubiesen permitido que más personas tomaran el bono.
Criticó que en días anteriores la petrolera amenazara a medios de comunicación, uno de ellos a través de una demanda, por difundir información sobre la situación financiera de la empresa, para días después realizar este tipo de comunicados, que les da la razón.
Consecuencias nefastas
Quiroz Serrano fue consultado sobre las consecuencias de no lograr el canje de al menos el 50% del monto total. Al respecto, estimó que de no concretarse, “PDVSA deberá echar algunas carreras”, a fin de pagar compromisos de la deuda pendiente.
Algunos pagos se deben concretar a finales de la próxima semana y otros en noviembre.
Ante la posibilidad de default, Oliveros apuntó que esta sería la medida menos recomendada, ya que sacaría a Venezuela del mercado internacional.
Rafael Quiroz Serrano, señaló que las próximas decisiones de PDVSA dependerán de la cantidad de bonos colocados en la primera oferta y los que se logren concretar tras el referido anuncio.
La intención sería colocar en canje de bonos, al menos $7.000 millones. Tampoco se conoce cuánto fue lo negociado.
Decisión queda en los bonistas
El especialista Quiroz Serrano indicó que los pequeños tenedores no corren mayor riesgo, a diferencia de los grandes negociantes con más de 1.500 bonos.
Calificó como preocupante que salga al mercado la propuesta, a la tasa de propuesta, la cual no motivó la renegociación. Expuso que la tasa más conveniente ha debido estar relacionada al mercado internacional, sobre el 15% y 17%.
Oliveros señaló que PDVSA ya debe generar estrategias, con base en las pocas garantías con que cuenta, para los próximos canjes de bono, ya que se estima que esta no sea la primera negociación.
Venezuela puede hacer frente a los pagos, pero debe hacerlo de manera planificada y coherente. También es preciso generar políticas económicas que generen confianza.