Raúl Rivero le dio un parado al líder. El calor marabino le insufló adrenalina al cumanés en un partido que lo ratificó como estelarista indiscutido de la liga. En ocho tramos recibió poco castigo y cada vez que enfrentó problemas se mostró como mejor pitcher. Tenía la recta dura y mostró excelente cambio, justo en las esquinas y particularmente letal contra zurdos.
Cardenales necesitaba una apertura así de su número uno para reponerse de dos porrazos en Maracaibo. Hacía siete años que Rivero no tiraba ocho tramos y también igualó su mayor total de ponches, ocho. Se mandó 114 envíos para brindarle a su club un triunfo muy necesario en el último de la serie. Pegar temprano fue importante. Escobar y Querecuto hicieron buena llave ofensiva arriba y los tres imparables de Jairo Pérez representan un buen indicio.
Con marcador favorable hubo hasta toques de agresividad como el squeeze play de Luis Núñez corriendo Maikol González en tercera, éste último un jugador que sabe cómo llegar a las bases. Con un pitcheo tan certero era poco lo que se requería en el ataque. Núñez oxigenó a Rivero iniciando con un gran atrapada un brillante doble play en el séptimo, donde Zulia quemó sus últimos cartuchos.
Mike DeMark, urgido de trabajo, arribó en el noveno para terminar el blanqueo, desquite del sufrido el día anterior. Destacable el trabajo de Joan Quevedo detrás del plato y como titular en los dos últimos juegos. Recibiendo solo le hicieron una carrera en dieciocho innings. En las grandes carencias surgen los grandes aportes. Descanso y mañana frente a Bravos de Margarita.
