Lara sufre el extraño adormecimiento de sus toleteros. Ayer un pitcheo resaltante no tuvo eco en la alineación guara, limitada a cinco hits por un rival que cuenta con un sólido trabajo de sus relevistas, imbatidos en las dos fechas iniciales de la serie.
Cardenales no logra coordinar a sus artilleros y el poder no aparece. Aparte, los pecados mentales han sido costosos, al campo y también a la hora de movilizarse en las bases. César Jiménez lanzó su mejor juego de temporada regular en mucho tiempo. La inactividad de 10 meses no pareció afectarlo, pues su variedad, recta consistente y excelente control acorralaron al Zulia. El jonrón de Reynaldo Rodríguez fue el único batazo sólido que consintió.
El cumanés logró mantener la zona baja de strike, siempre dominante en las cuentas y bien respaldado por el catcher novato Johan Quevedo. Jiménez dejó buenas expectativas para la integración de la rotación. En medio de la caída ofensiva, los pájaros rojos no tuvieron suerte con algunos batazos, algo propio de los equipos en slump.
Las Águilas jugaron muy bien a la defensiva ayudando al menos con tres intervenciones al abridor Boone Whiting. Un par de tablazos de Querecuto y Montero precisaron atrapadas brillantes de Tauchman y Bermúdez. El cuadro naranja logró con sus guantes el apoyo esencial, ejecutando a plenitud. La tarea pendiente sigue siendo batear.
Pocos extrabases y ningún jonrón desde los tres conectados en los primeros días de campeonato en la capital. Ayer el relevo estelar cumplió la encomienda. Rescatando en parte la intención de evitar tantas anotaciones en los innings del medio. De las 60 carreras anotadas por los rivales, 40 han sido a partir del quinto episodio. Algo tendrá que hacer Dorante para remover la alineación antes de que la tabla le muestre mayores peligros. Por fortuna es bien temprano para hacer correcciones.