Mientras surgen cada vez más historias sórdidas relacionadas con Donald Trump, el candidato republicano se sigue defendiendo en tono más que desafiante: insinuó que una de sus acusadoras ni siquiera era lo suficientemente atractiva como para merecer su atención.
El mismo día, el viernes, dos mujeres revelaron secretos guardados durante años: encuentros sexuales no solicitados con quien ahora es el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. Suman ahora ocho las mujeres que lo señalan de robarles besos, manosearlas o algo más.
Trump se dice inocente. Asegura que detrás de los ataques esta su rival demócrata Hillary Clinton y hasta una conspiración internacional de los medios para tratar de negarle llegar a la Casa Blanca.
«Los cargos cien por ciento creados e inventados, promovidos fuertemente por los medios y el equipo de campaña de Clinton, pueden envenenar la mente del votante estadounidense ¡Inventos!», tuiteó Trump el sábado por la mañana.
Clinton ha preferido mantenerse relativamente al margen, pero ella tiene sus propios problemas. Una serie de correos electrónicos hackeados y publicados por WikiLeaks volvieron a plantear dudas sobre sus pronunciamientos privados frente a los públicos. Los correos publicados el viernes mostraron que su equipo de campaña le pidió al ex presidente Bill Clinton que cancelara un discurso el año pasado debido a la preocupación de que los Clinton pudieran parecer demasiado cercanos a Wall Street, justo cuando ella estaba a punto de anunciar su candidatura.
Tales revelaciones, sin embargo, quedaron eclipsadas con las nuevas acusaciones sórdidas contra Trump.
Summer Zervos, una ex concursante del programa de Trump para la NBC «The Apprentice», dijo durante una conferencia de prensa que el astro de la serie se puso agresivo sexualmente con ella en un hotel de Beverly Hills en 2007. Dijo que la besó con la boca abierta y que le tocó los senos en una habitación privada.
El equipo de campaña de Trump emitió un comunicado al respecto el viernes por la noche, citando a un primo de Zervos diciendo que él estaba «sorprendido y desconcertado» por el relato de su prima.
El primo, John Barry, un residente de Mission Viejo, California, dijo que Zervos «desearía estar todavía en un programa de reality, por lo que en un intento por conseguirlo está diciendo todas estas cosas negativas sobre Trump».
En respuesta, la abogada de Summer, Gloria Allred, dijo en un comunicado que Barry trabajó en el restaurante de la familia Zervos hasta hace varios meses, «cuando fue despedido. Desde entonces, ha expresado hostilidad y mala voluntad hacia Summer».
En un artículo publicado en línea el viernes, Kristin Anderson dijo al diario The Washington Post que ella estaba sentada en un sofá con varios amigos en un club nocturno de Nueva York en la década de 1990 cuando sintió que una mano le levantaba la falda y la tocaba a través de su ropa interior. Dijo que empujó la mano, se dio la vuelta y se percató que fue Trump quien la había manoseado.
Trump calificó a sus acusadoras de mentirosas y «enfermas» deseosas de fama o dinero. Durante un mitin en Carolina del Norte, Trump subestimó a una de ellas diciendo: «Ella no sería mi primera opción, se los aseguro».