Se busca un Emprendedor – Condiciones necesarias para lograr las ideas

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«Un profesor universitario se acercó un día al maestro Nan-in para interrogarlo sobre el Zen.
Le habían dicho que Nan-in era un gran maestro, pero el profesor era muy incrédulo, debido al hecho de que, una persona con poca instrucción pudiera tener cosas para enseñarle a él, un profesor universitario.

Nan-in lo recibió con mucha cortesía y le ofreció té, como es la costumbre en Japón. La cosa extraña es que Nan-in sirviendo el té colmó la taza de su huésped y después continuó sirviendo con tal indiferencia y tranquilidad, como si estuviera haciendo algo normal. El profesor vio que el té se estaba derramando de la taza y no pudiendo contenerse más le dijo: “está lleno” dijo, “como esta taza” le respondió Nan-in. “Tu estas lleno de tus opiniones y conjeturas. Cómo puedes aprender cosas nuevas sobre el Zen, si primero no vacías tu taza”. Tomada de 101 historias del Zen (Adelphi, Milano 1973).

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Esta breve historia, nos dice una cosa muy sencilla: quien se siente satisfecho y apegado de las cosas que ya conoce, no tiene ningún motivo para involucrar su propia mente, para pensar cosas nuevas y por tanto no tiene espacio para ideas capaces de abrir nuevas perspectivas.

A veces operamos en modo activo, aunque no siempre del todo consciente, para hacer más pequeña y todavía llena la taza de nuestra mente emprendedora, de ver y escuchar, porque estamos apegados a determinados hábitos y certezas y no queremos darle espacio a nuevas ideas, que las podrían poner en discusión.

Nuestra mente es de verdad una cosa extraña: es un recipiente que puede, a diferencia de las memorias de los ordenadores, almacenar tanta información como queramos; nunca ha sucedido que una nueva idea no pueda ser producida y memorizada debido a una “memoria agotada”. Más bien, es verdad lo contrario: generalmente son precisamente las personas mas preparadas tanto en el plano general como en los campos específicos, que tienen mayor curiosidad y deseos de aprender, es por esto que la taza de sus mentes está siempre lista a recibir y producir nuevas ideas.

A medida que una persona está envanecida, llena de sí misma, aunque su taza en realidad contiene poquísimo, está “siempre llena” y por tanto no es capaz de recibir ni producir nada de nuevo.
Las ideas son como el apetito, que llega comiendo.

Pero atención, la idea en la que basar la nueva empresa no cae del cielo. Para construirla son particularmente importantes dos factores que se fundan, no por casualidad, propiamente sobre el deseo y la voluntad de aprender.

El primer factor es, la curiosidad y el espíritu de observación de todo aquello que nos rodea. Esto es esencial para individualizar las necesidades a ser satisfechas con nuevos productos y servicios.

El segundo factor es, una sólida preparación en el sector en el cual se desea construir la propia idea de empresa. La misma se puede adquirir con el estudio, la actividad en centros de investigación, pero también con la práctica en el trabajo o dialogando con personas preparadas y con experiencia.

Definitivamente, tener el gusto, la humildad y la constante atención y el interés necesario para aprender cosas nuevas son las condiciones indispensables para producir aquellos bienes inestimables que son las ideas.

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