En el año 1976 nace la Ciudad de los Muchachos con el fin de brindar posibilidades a niños, niñas y adolescentes que carecen de oportunidades de estudio.
Para la fecha, la institución tiene más de 45 años de fundada y una larga trayectoria que los ubica como una organización que ha logrado un gran impacto social dentro del estado Lara.
Sus fundadores fueron el padre Andrés Ravasio y su hermana Elena Ravasio, también conocida como “Paquita”. La fundación cuenta con seis sedes: Hogar Chiquilladas, Hogar La Casita, Hogar Sede Central y Hogar Manzanita, en la ciudad de Barquisimeto; Hogar El Jabón, en el municipio Torres y Hogar Casa de Dios, en Yaritagua.
Actualmente atienden a más de 400 niños y adolescentes en todas las sedes. Desde su primer año de edad hasta los 17.
El voluntario Adrián Mendoza relata que el compromiso de la organización es brindarle a cada uno de sus miembros un desarrollo integral, que va desde la formación de valores hasta la educación inicial.
“Nosotros les aportamos todos los conocimientos que deben recibir los niños en su hogar. La idea es formar hombres y mujeres con ética y valores que puedan contribuir a la sociedad con trabajo y honradez en un futuro”, detalla.
La Ciudad de los Muchachos se convierte en el hogar de todo niño que se dirija a aquel sitio porque tiene deseos de formarse en la vida, pero sus familiares no cuentan con los recursos para apoyarlos.
Además de la instrucción que los niños reciben en la escuela, en la institución son educados con clases complementarias, informativas, religiosa y de valores.
En la sede principal los menores tienen tutores que afianzan con ellos lo visto en clases. Igualmente cuentan con una biblioteca llena de libros de formación y de lectura, un salón de música, un taller de artesanía, un estudio de mecánica y canchas deportivas.
Importante destacar que dentro de su rutina de formación reciben clases de cocina en la panadería del recinto e igualmente se fomenta la colaboración en los niños, quienes deben aportar su ayuda para mantener limpio el lugar.
“Queremos que nuestros niños aprendan a pensar y se formen en todo lo que sea posible y, de esa manera, se les abran las oportunidades en la vida adulta. La idea principal es darle todo aquello que no podían recibir en su hogar ya sea por condiciones de pobreza o dificultades familiares”, explica Mendoza.
Así mismo relata que la obra de la familia Ravasio se ha mantenido gracias a la colaboración de los ciudadanos que día a día aportan un granito de arena con sus donaciones.
“Vamos ‘a que Paquita”
La labor de Paquita no solo finaliza con el trabajo dedicado a esos 400 niños. Cada día reciben un aproximado de 800 personas en la sede principal, a quienes les brindan un plato de comida a la hora de almuerzo. Al lugar acude todo tipo de persona que necesite una ayuda para alimentarse.
“Para nosotros Paquita es como la Madre Teresa de Calcuta, ella es un ángel. En mi caso soy jubilado y el sueldo solo me alcanza para alimentarme una vez al día, gracias a Paquita logro comer dos veces al día. Es increíble lo que esta mujer hace por nosotros”, expresó Alcides Rojas.
Desde las 11 de la mañana comienzan a llegar las personas a hacer cola para solicitar su plato de comida.
Va gente de todas las edades, incluso se pueden observar familias enteras.
“En estos momentos de crisis es importante que existan más personas como Paquita en todos lados. Acá no vienen indigentes, se dirige gente como yo, trabajadores que tenemos una casa y un sueldo, pero que simplemente el dinero no nos alcanza para comer”, expresó Rojas.