Indiscutiblemente todos tenemos una misión en la tierra y bien dicen que en la vida es importante dejar siempre un legado, que trascienda y que marque huella. Un buen ejemplo de ello es la labor de una admirable mujer amante de los animales, que con dedicación y cariño rescata animales en situación de calle con el apoyo de sus hijos, dándole vida actualmente a una fundación, donde el amor encierra a los peludos en un corazón gigante… ¡El corazón de Kahale!
“Ángeles de la calle” es el calificativo con el que Patricia Kahale se refiere a todos los perros y gatos que a través de distintos canales llegan a ella, deseosos de un hogar o simplemente de una mano amiga que los alimente, proporcione atenciones médicas y abrigue o acompañe.
El interés de esta barquisimetana por ayudar a los peludos inicia hace más de 15 años, cuando en la adolescencia, comienza a inquietarle las diversas situaciones por las cuales tienden atravesar estos maravillosos seres en las desprotegidas calles de la ciudad, víctimas de la desidia, la apatía y el abandono; realidad que generó en ella una profunda sensibilización y luego, un gran amor.
A pesar de ingresar a la universidad cursando estudios de ingeniería, siempre existió un interés por la medicina veterinaria y aunque no lo pudo canalizar, nunca dejo de estar alejada de la rama, convirtiéndose en voluntaria de un grupo rescatista para trasladar mascotas heridas y prestar apoyo en todo lo requerido durante la eventualidad.
Actualmente y luego de dos años de conformada, “Peludos Al Rescate” es el nombre de la Fundación impulsada de manera independiente por Patricia, quien día a día atiende y comparte por redes sociales diversos casos de canes y felinos con el apoyo y la colaboración de sus dos hijos, que a pesar de ser pequeños son el reflejo de una madre que sirve de manera desinteresada.
En este sentido, Amanda y Armando son parte de jornadas de adopción, actividades de vacunación y desparasitación, rescates y constantes visitas de lugares en la ciudad, donde juntos como familia, prestan una mano amiga a perros y gatos.
Amanda de 7 años, opina que estos animales además de ser agradecidos son parte de la familia y es feliz ayudándoles a seguir con vida, además, sueña en un futuro con ser veterinaria. Por su parte, Armando de 11 años, afirma que cada momento con ellos es especial y que lo mejor que ofrecen, es alegría y verdadera amistad.
Suma de esfuerzos
Por otro lado, para Pati como cariñosamente la conocen en el movimiento animal, la suma de esfuerzos es fundamental y el apoyo de grandes aliados siempre ha estado presente. Una muestra de ello es el cuerpo de médicos que sin retribuciones económicas, se encuentra siempre presto a brindarle apoyo y asesoría, siendo además los primeros asistentes de cada encuentro que organiza Peludos Al Rescate en diversas partes de la ciudad. “Puedo limpiar heridas y medicar algunos perros pero el trabajo de los doctores no puede ser suplantado, es por eso que siempre están allí, ofreciéndome todos sus conocimientos profesionales y aportándole a esta causa”, agrega.
Además de ellos, entes gubernamentales, empresas, organizaciones públicas y privadas, clubes de perros, grupos ecologistas y rescatistas independientes se han convertido en grandes aliados de esta fundación, sumados a los más de 21.000 seguidores que tienen en su cuenta de instagram y los 5.000 de facebook; aspecto que particularmente llena de mucha alegría a Kahale, pues han sido excelentes canales para llegar, difundir y hasta obtener donativos que han permitido costear tratamientos, operaciones y gastos generales de alimentación, aseo y cuidado.
Al preguntarle cuál ha sido el éxito de tanto apoyo, comenta con una gran sonrisa que sin duda alguna este aspecto ha estado marcado por lo que la gente percibe en ella y que con cariño le comentan: ver a una mujer feliz, satisfecha y que desarrolla una labor con entrega, ganada a la defensa e igualdad de los animales.
Lo más difícil de la labor, ha sido despedir a muchos peludos luego de procesos largos y dolorosos, no obstante, en la mayoría de los casos queda la satisfacción de haber hecho todo lo posible por salvarlos, inyectándoles una gota de amor a través de cada gesto. “Me caracterizo por ser una persona muy positiva y cada vez que tenemos un percance, por muy grave que sea, luchamos hasta lo último”.
En este sentido, los casos que quizás pueden resultar complejos pero que particularmente le gustan tratar a Patricia, a sus hijos y a otras dos voluntarias que los acompañan, son aquellos de animales discapacitados, pues según cuentan estos requieren de mucho más trabajo y es precisamente esa situación un gran reto para el equipo, al cual se suma una Golden Retriever llamada Kamila Valentina, mascota de la familia y donante activa de sangre.
Hasta la fecha, la organización ha rescatado aproximadamente más de 300 perros y esperan seguir colaborando mientras Dios se los permita. De igual forma, hacen el llamado a todas aquellas personas que deseen sumarse adoptando, siendo hogar temporal o regalando medicinas, alimentos y todo aquello que sirva de provecho para llenar la vida de estos amigos de momentos especiales.
Consciencia ciudadana…
Con respecto a la situación actual de proliferación de animales en la calle a consecuencia de persistentes abandonos, Patricia hace un llamado a las personas para reflexionar sobre el grave daño que hacen al dejar a un perro o gato desprotegido.
Según la ingeniera y rescatista, es necesaria la del colectivo y el trabajo mancomunado entre sectores públicos y privados que genere, entre otras cosas, planes de esterilización y castración, así como charlas y diversos encuentros educativos que instruyan sobre la tenencia responsable de animales de compañía. “Es un problema que nos atañe a todos y por lo tanto, las soluciones son en conjunto. En la unión está la fuerza”.
“Cuando conoces el amor incondicional de los animales, te atreves a dar sin esperar nada a cambio”
“Al hacer las cosas con pasión no hay obstáculo que te detenga, incluso en esta labor de servicio en la que te entregas con el alma”
Información: @Fundacionpeludosalrescate