Arrancó una nueva temporada del béisbol rentado venezolano y la crisis económica, que azota al país desde hace algún tiempo, aleja cada vez más a los fanáticos de la posibilidad de disfrutar de un buen juego de pelota.
En la región larense, los seguidores del Cardenales de Lara se niegan a romper con la tradición. Ir al menos a un juego del equipo alado resulta obligatorio en cada temporada, aunque para la campaña 2016-2017, la situación se ha puesto cuesta arriba.
Pagar únicamente la entrada en un puesto promedio (laterales del estadio) ameritará el desembolso del 11 por ciento del salario mínimo; el 13 cuando los crepusculares se enfrenten a Navegantes del Magallanes o Leones del Caracas.
Si tomamos en cuenta que, bien sea por gusto o por necesidad fisiológica, el fanático no puede ver el espectáculo sin comer o tomar algo, la cuenta aumenta considerablemente. Y es que ir al estadio Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto sin beber siquiera una cerveza, es para muchos lo mismo que quedarse en casa.
Hasta el popular combo de papitas, maní y tostón requiere de sacrificio para su adquisición.
Rezan para que vaya la gente al estadio
Quienes tienen su negocio en el Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto, se las ingeniarán para ofrecer buenos productos a precios accesibles durante una zafra que, según estiman, se verá afectada en la asistencia a los estadios por las dificultades económicas.
Muchos prevén que por la precariedad económica, el seguidor del béisbol, en algunos casos, se abstendrá de consumir.
“Ha habido un aumento bastante fuerte del doble, no exagero si digo que un poquito más, en los precios de la comida”, señaló la señora Mileidy Leal, quien tiene 30 años atendiendo a los “cardenaleros” en un puesto ubicado al lado este de la edificación.
Los proveedores del año pasado, acotó, no son los mismos de éste. Unos han desaparecido, mientras que otros presentan costos inaccesibles.
Buscar buena mercancía y ofrecerla a buen precio se traduce en todo un reto para estos comerciantes que harán una prueba durante los primeros días de juego en la ciudad para saber si es necesario ajustar precios.
Asimismo reconoció y agradeció el apoyo de la organización beisbolera, la cual les cobrará 20 mil bolívares por cotejo de alquiler de los locales, algunos tienen dos.
Con los refrescos, aguas y bebidas, los arrendatarios no ganan mucho, afirmaron. Sus esperanzas están concentradas en la comida.
“Hay que tener la fe en Dios antes que todo. Aquí hay gente que en verdad vive de esto y esperamos que nos vaya bien a todos por igual, que consigamos las cosas a precios justos para poder venderlas bien. Sí, vamos a tratar de salir adelante”, dijo.