Jesús mismo se siente sorprendido al experimentar la ingratitud de aquellos nueve leprosos, que no supieron valorar a quien les hizo un gran bien, al devolverles la salud.
Pareciera que no se dieran cuenta de la diferencia del antes y el después; no sé si llenos de autosuficiencia, pensasen que lo merecían todo, y que simplemente era un deber del Divino Maestro. Sin embargo pareciera que es el ser desagradecidos, lo que los caracteriza, porque, Jesús, Dios y hombre que conoce el corazón y las intensiones del ser humano, se da cuenta de su mal proceder al preguntar: ¿y los otros nueve, dónde están?
En la vida humana, si existe algo que nos llena de congoja, es precisamente la ingratitud.
Cómo les duele a los padres, gestos desagradecidos por parte de sus hijos.
Cómo hace sufrir, cuando alguien trata de ayudar a otro y a cambio recibe maldad, irrespeto y burla.
Por supuesto que uno trata de hacer el bien sin mirar a quien, e impulsado por la fe, pero como no somos de hierro, por lo menos es desagradable. Y esto sucede entre pobres y ricos, empresarios y obreros, comerciantes y clientes, políticos y simples ciudadanos. Si hasta el mismo Cristo, Dios y Hombre, parece quejarse de esa ingratitud, qué podemos decir nosotros, simples seres humanos.
Por el contrario, cómo hace bien la gratitud.
Saber ser agradecidos para con Dios, quien, nos ha dado la vida, nos ha hecho personas.
Cómo no bendecirlo y darle gracias al Señor por poder pensar, amar, caminar, ver, escuchar.
Cómo no agradecerle la fe, que nos hace hombres y mujeres, más seguros y llenos de paz.
Cómo es realizante, ser agradecidos con los padres, saber valorar tantos sacrificios llenos de amor.
Cómo es hermoso ser agradecidos con los maestros y profesores, cuando se comportan como tales.
Qué bueno, cuando sabemos agradecer a quienes cuidan nuestra salud, nuestras vidas, o nos prestan algún servicio.
Y en esto, todos debemos ser agradecidos los unos con los otros, porque a todos los niveles damos y recibimos.
Debemos pensar también, que seremos agradecidos con la Patria que no los ha dado todo, cuando sepamos cumplir con el deber, y seamos honestos y por lo tanto dignos ciudadanos.
Cómo es grande decir “muchas gracias”.
No nos cansemos de enseñar a nuestros niños a decir “gracias”
La gratitud, es la virtud de los hombres y mujeres verdaderamente grandes, nobles y creyentes.
4 enseñanzas del Papa Francisco sobre nuestro Ángel de la Guarda
El Papa Francisco dedicó algunas reflexiones sobre la importancia de los Ángeles de la Guarda, también llamados Ángeles Custodios
Aquí 4 enseñanzas del Santo Padre para aprender a relacionarnos mejor con nuestro Ángel de la Guarda.
1. El Ángel Guardián no es una doctrina fantasiosa
…el Ángel Guardián o Custodio sí existe, no es una doctrina fantasiosa sino un compañero que Dios ha puesto a cada uno en el camino de la vida.
“Echar a nuestro ángel del camino es peligroso, porque ningún hombre, ninguna mujer puede aconsejarse a sí mismo. …lo que Dios ha dicho: ‘Yo envío un ángel ante ti para custodiarte, para acompañarte en el camino, para que no te equivoques’”.
2. Los Ángeles luchan contra el demonio
“Defienden al hombre y defienden al Hombre-Dios, al hombre superior, Jesucristo que es la perfección de la humanidad, el más perfecto.
3. Para escuchar a nuestro Ángel debemos ser dóciles
…“el cristiano debe ser dócil al Espíritu Santo. La docilidad del Espíritu Santo comienza con esta docilidad a los consejos de este compañero de camino”.
4. Se les debe respetar porque ellos siempre nos aconsejan
…el Santo Padre aseguró que el ángel de la guarda “está siempre con nosotros” y que “el Señor nos dice: ‘¡Ten respeto por su presencia! Escuchar su voz, porque él nos aconseja”.