Un sueño que inició hace seis años con 45 bailarinas, hoy se ha convertido en una escuela consolidada que atiende a más de 200 alumnas, quienes perfeccionan sus habilidades en la danza artística de la mano de dos guaras experimentadas, Gabriela Fréitez de Javitt y Nilze Anzola, directoras del ballet Pirouttes.
Este viernes la institución celebró un año más de funcionamiento con la mira puesta en la transformación del semillero, en una compañía profesional de baile lo antes posible.
Con conocimientos adquiridos de la academia de Taormina Guevara y estudios en pedagogía, el par de barquisimetanas buscan transferir sus experiencias a sus pupilas, que desde los tres años están aptas para iniciarse sobre las tablas y así empezar a involucrarse en lo que catalogaron como un “estilo de vida”.
“Esto nació con nosotras (…) El bailarín puede hacerse pero también nace. Esto es pasión. Tus alumnas terminan siendo tu familia y tus seres queridos terminan involucrándose en todo. Es una gran familia”, comentó el par de emprendedoras larenses.
Con participación y galardones en concursos nacionales, esta organización ha sabido aprovechar el poco tiempo de vida que tiene para codearse con los mejores. También festivales y temporadas de ballet le han dado el roce necesario para sobresalir a nivel regional.
“Para ser una escuela tan joven el trabajo técnico ha dado sus frutos, eso lo vemos cuando en Mérida o Caracas nos medimos con escuelas que tienen 15 años. Pero también queremos ser personas que enseñen no solo la parte técnica sino también la holística, para lograr un bailarín completo”, dijo Anzola.
Para dedicarse al ballet “solo hacen falta ganas y nunca dejar de un soñador”, agregaron, por lo que mantienen abiertas las puertas, en las instalaciones del Club Italo Venezolano, para cualquier persona que quiera acercarse al mundo de la danza.
