En la entrega anterior, nuestros planteamientos acerca del tema exploraban una aproximación desde la Teoría General del Interés, con base a la distinción y orígenes de la dicotomía entre lo público y lo privado, por una parte; y por la otra, la referencia a la Administración, gerencia o gestión, que asumirá la práctica, marcando esa diferenciación, traducida, a su vez, en el rol de cliente y ciudadano, en el cual se ha colocado al ser humano.
Históricamente, el sistema democrático que busca perfeccionarse desde su propia génesis sobre la base de los valores fundacionales, experimentó en su desarrollo la apropiación de los bienes públicos por los líderes y sus equipos de gobierno, quienes tomaban por asalto la hacienda o res pública. La administración pública, sus cargos y prebendas que pudieran de ella derivarse, se convirtió en una amenaza real para supervivencia de dicho sistema al engendrar la corrupción en sus entrañas.
Mientras tanto, la administración de lo privado, el mundo de los negocios, transitaba por otros derroteros. Sin perder de vista la confluencia de intereses, presente en las relaciones, el juego de poder y el apoyo de los líderes empresariales a los distintos gobiernos que asumían la gestión pública, en nombre del bienestar general.
Al iniciarse el siglo XX, por ejemplo, en el ámbito privado, entre otros sectores, florece la denominada “industria de la hospitalidad”. El sector hotelero se transforma. En sus inicios, se gesta la ahora denominada mercadotecnia, bajo el lema, consagrado hoy, de “el cliente siempre tiene la razón”. El llamado padre de la hotelería norteamericana, Ellsworth Statler, efectivamente imprimió una nueva visión comercial al negocio, con la inauguración de su primer hotel en Búfalo, Nueva York. El “Código Statler”, los detalles para la prestación del buen servicio y las reglas del comportamiento de los empleados, estaban allí prescritas de tal manera que resultó una verdadera innovación para esa época, e impulsó el posterior auge y diferenciación de dicha industria, hasta nuestros días, en el mundo globalizado y competitivo que conocemos.
Hay quienes sostienen que dicho Código, representó una inspiración para reordenar la administración pública y ponerle freno a las apetencias por el “spoil system” o botín de guerra que significaba para los partidos políticos los cargos y posiciones de poder a distribuir, luego de obtener la victoria electoral. El Servicio Civil de Carrera, asociado estrechamente con la noción de servicio público, en cuyo centro está, a su vez, la noción de interés general.
La doctrina, la teoría y la práctica pública tienden a diferenciar entre la tradición francesa y la tradición norteamericana, al momento de analizar las características y los rasgos presentes en la instrumentación de los modelos que al respecto se han integrado al ejercicio de la función pública, en la preservación y control de la gestión gubernamental.
Una de las grandes rémoras que presenta la Administración Pública Latinoamericana reside en la escasa importancia que le asignan los gobiernos a la profesionalización del servicio público. Ello explica, entre otros factores, la crisis de legitimación y los altos niveles de desgobierno que se vive en la región. Pero, en el ámbito mundial, el debate apunta hacia la redefinición del concepto de interés general y de bienes comunes. En perspectiva planetaria: la ciudadanía global y el derecho a disfrutar de la naturaleza: la Filosofía de la Sustentabilidad. ¿El ciudadano tiene la razón?