El uso de molinos manuales en los hogares venezolanos ha resurgido este año debido a la escasez de varios rubros, principalmente la harina de maíz y el café.
Sin embargo, una parte de la población no ha tomado las medidas de prevención necesarias para evitar accidentes, es por esto que el Cuerpo de Bomberos de Iribarren alerta sobre los riesgos sobre su uso inadecuado.
Recientemente recibieron tres notificaciones de emergencias en las que tres personas, entre ellos dos menores de edad, han estado a punto de perder sus miembros superiores. El número no parece alarmante, pero sí es significativo debido a que cada día el molino se populariza más.
El teniente Luis Abarca, jefe del Departamento de Información y Estadística, recomendó a los ciudadanos fijar el molino en el mesón, ubicarlo al alcance de la persona que lo va a manejar, no más alto ni más bajo, hacerle el debido mantenimiento y compactar los granos con un mazo de madera y nunca con la mano.
En los casos que han atendido, han usado un esmeril para liberar los dedos del molino.
Este tipo de herramienta había dejado de ser comercial y su uso era exclusivo en los campos, sin embargo en un recorrido por la zona céntrica de Barquisimeto, se comprobó que su venta se ha incrementado, incluso algunos comerciantes contaron que se agotan fácilmente y deben manejar listas de pedidos.
Es posible encontrarlos entre 30 y 45 mil bolívares.
Los efectivos de bomberos y vendedores de esta herramienta, advierten que no puede ser adaptado con motores, o en caso de requerirse para agilizar el proceso, debe hacerlo un experto.
Según comentaron, las personas inexpertas han hecho adaptaciones con motores de lavadoras y licuadoras, lo que corresponde a un riesgo aún mayor.
En declaraciones que el doctor Jorge Gaiti, director del Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga, hizo en agosto, indicó que hasta entonces habían sido afectados 90 niños por el uso inadecuado de los molinos, en varios casos hicieron cirugías de emergencia que concluyeron con la amputación del miembro.
Actualmente reciben entre tres y cuatro casos cada semana, y los mayores afectados tienen entre 3 y 6 años de edad.