Freddy Daniel Tadino Ladera era muy conocido en El Tocuyo porque durante toda su vida recorrió las calles de la ciudad vendiendo bambinos. Por ello le decían El Bambinero.
Este domingo una terrible noticia entristeció a su familia, y es que el jovial hombre, de 47 años de edad, falleció en el Hospital Egidio Montesinos, donde se encontraba recluido desde el sábado luego de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV).
Contó su sobrina, a las afueras de la morgue del Hospital Central de Barquisimeto, que para ella el causante de la muerte de su tío tiene nombre y apellido.
Sería Maiker Alexander Mogollón, yerno del hoy occiso, quien le propinó un contundente golpe en la cabeza a El Bambinero, que desencadenó el mortal ACV.
Contó que la noche del domingo 25 de septiembre, este sujeto se introdujo en la vivienda de Freddy, ubicada en la urbanización Central Tocuyo, y lo despertó diciéndole que tenían que arreglar “unos problemas”.
Mogollón presuntamente se encontraba en estado de ebriedad, y por ende, soltó un puño contra la cabeza de la víctima y le produjo una cortada que ameritó cuatro puntos de sutura.
Pasó varios días con dolores de cabeza y fue encontrado inconsciente en su vivienda el día sábado.
Tras su partida, queda sin padre un adolescente de 17 años de edad y una joven de 21.
“En esos problemas siempre paga la atravesada”
Aunque se mostraron algo herméticos, familiares de Yoselín Daimar Hernández Pacheco no entienden por qué la joven de 19 años tuvo que “pagar” con su vida los problemas de otros.
Yoselín fue herida la madrugada del domingo cuando dos sujetos encapuchados pasaron disparando contra un rancho ubicado en Colinas de San Lorenzo, al norte de Barquisimeto, en el que se estaba llevando a cabo una fiesta con gente del sector. En sitio quedó muerto Yeison Gabriel Mendoza Castillo, de 31 años.
Hernández Pacheco, por su parte, sobrevivió al ataque, pero perdería la batalla por su vida, a eso de las 5:00 p.m., en el Hospital Centran Universitario Antonio María Pineda.
“Se complicó cuando la estaba operando”, comentó su hermana Yolimar Hernández, quien acotó que la hoy fallecida acostumbraba a ir a los festejos que se organizaban en el rancho.
Tras la partida de Yoselín queda un pequeño de dos años sin madre. La hoy difunta vivía junto a su esposo e hijo en una vivienda cercana al sitio del suceso y se dedicaba al cuidado de la misma.
“En esos problemas siempre paga la atravesada”, dijo una señora, aparentemente una tía, con algo de resentimiento.