En el Sol no hay cenizas. La ceniza es el efecto de la acción del fuego en el combustible de la masa. En el Sol se da un proceso de transformación mediante la fusión de unos elementos en otros. El día es constante en el Sol y las estrellas; en ellos no hay noche.
Aunque usted lo dude, cada vez que enciendo un fósforo, el oxígeno del aire atmosférico contribuye determinantemente al resultado de la llama en el encendido; el oxígeno aviva la naciente llama. Este insignificante fenómeno de la contribución del oxígeno para que el fósforo arda es terminante.
También se produce la llama en la lava que asciende a la superficie por la boca del volcán, debido al contacto que a boca del volcán tiene con el oxígeno del aire atmosférico. La braza ardiente de la lava que asciende se transforma en llama, reproduciendo en mucha mayor escala, el encendido del fósforo. Y entonces como lo dicta la experiencia, el fuego devastador consume con sus llamas la viviente vegetación y cuantos animales de todas las especies moren en ella. Muchas rocas se calcinan y se convierten en cenizas. Y toda la llama es el resultado intangible de la acción conjunta de un elemento desencadenante: como el fósforo, la ardiente lava, el accionar de la perilla de la cocina para que su automático actúe como desencadenante y, conjuntamente con el oxígeno del aire, avive y mantenga la llama.
Si se lanzara una bomba atómica sobre la superficie del Sol, el terrible y letal hongo que se levanta después del estallido de la explosión, posiblemente no tenga ocasión de formarse. Ese hongo destructivo que se levantó tanto en Hiroshima como en Nagasaki, en el Japón, es producto de esa combinación de un combustible que inicia la ignición por medio de un desencadenante y que el oxígeno del aire atmosférico convierte y mantiene la llama y la aviva. De modo que la llama cuenta en todo momento y con cualquier combustible con la colaboración del oxígeno del aire del área gaseosa del planeta.
En síntesis: hay fuego cuando un medio interviniente activa la masa ígnea combustible con la colaboración del oxígeno. Hay luminosidad cuando una energía interviniente actúa sobre la energía de un cuerpo metálico como filamento, o sobre las moléculas de un cuerpo gaseoso como la masa de la atmósfera. Y hay liberación de energía cuando mediante procesos termonucleares se produce la fusión de elementos que se transforman en otros elementos. Creemos haber explicado de modo sucinto los fenómenos que corresponden al fuego, a la luminiscencia y a la liberación de energía. ¡Hasta la próxima!