La cumbre en Margarita del Movimiento de los No Alineados, es el último episodio de un despecho entre las duras caricias del puñal del olvido. Hace años que dejó de tener sentido una organización que fue un instrumento subrepticio de la extinta Unión Soviética para luchar contra el próspero mundo libre. Desde las trincheras de este remanente del disfraz; plantearon salidas que buscaban arremeter contra los Estados Unidos, pero con un silencio sepulcral cuando se trataba de cuestionar al comunismo internacional como enemigo de la democracia. Imagínense ustedes que el dictador Fidel Castro Ruz fue elegido por aclamación Presidente del Movimiento de Países No Alineados en su XIV Cumbre que se realizó en La Habana el 15 de septiembre del 2006. Ya lo había sido en el año 1979, después del asesinato de nueve estudiantes que pidieron libertad en una visita que hizo a un barrio en la provincia de Matanzas. El regalo que recibió por derramar sangre inocente fue hacerlo presidente de los No Alineados. ¿Quién puede creer en un grupo que lideró un criminal de la peor especie?¿Era o no satélite soviético en América la dictadura antillana? ¿Se atreverá algún tontuelo a calificarlo de equilibrado frente a la lucha de las superpotencias en la época de la guerra fría?
Otro dinosaurio de este ecosistema del pleistoceno político es el dictador zimbabuense Robert Mugabe. Su prestigio inicial como héroe de la independencia de Zimbabue en 1980 se deterioró por su responsabilidad en la crisis económica de su país (con una inflación que ha llegado a superar el 14.000.000 %), la dudosa legitimidad de su gobierno, al que se acusa de mantenerse en el poder durante 34 años recurriendo con frecuencia al fraude electoral y ejerciendo una violenta represión contra sus opositores. Además, se le acusa de haber instigado la masacre étnica que tuvo lugar entre 1980 y 1987, conocida como Gukurahundi, la cual dejó un saldo de más de 20 mil ciudadanos de la etnia Ndebele o Matabele asesinados. Como podemos inferir, estamos en presencia de un club con algunos sátrapas que vulneran los derechos de los pueblos.
Otro ángel caído que presidió el organismo fue el presidente de la República Islámica de Irán Mahmud Ahmadineyad. Su vinculación con el terrorismo de Isis, además de posiciones frente al Holocausto, y su decisión de conseguir tecnología atómica darían como resultado un desgaste en las relaciones diplomáticas con países islámicos y no islámicos. Con métodos atroces aplastó a la disidencia incrementando su programa nuclear de la mano con el terrorismo internacional. Estos sombríos personajes son el fuselaje de una historia que mancha la presencia de otros que de verdad ejercieron posiciones dignas. Tal como la realizada en 1955 en la llamada Conferencia de Bandung, en Indonesia, con la participación fundamental de los presidentes: Jawaharlal Nehru, Gamal Abdel Nasser y Ahmed Sukarno, respectivamente. El proyecto estaba influido por la reciente independencia de la India del imperio británico y de la ideología y pensamiento del incomparable Mahatma Gandhi. Sin embargo el influjo de los energúmenos posteriores y el dominio secreto del totalitarismo fue liquidando el nítido proyecto original. Son los estertores de esa ala que invitan al presidente venezolano a entrar al vals de los opresores. Que Nicolás Maduro presida este organismo nos parece lógico ante semejantes antecedentes. Entre tantos tiranos se mueve como pez en las fétidas aguas de la opresión. Quien es un enemigo confeso del pensamiento libre, maestro del horror para someter al pueblo venezolano a la peor de las hambrunas, merece contar con la compañía de otras historias de sometimiento.
Allí se ocultan muchos enemigos de los derechos humanos, seres a perpetuidad en los solios presidenciales que acuden a estos foros a pontificar con palabras que traen la saliva de esclavismo de sus pueblos. La hermosa Margarita escuchó los sollozos del martirio. Cayó el muro de Berlín, el comunismo es una entelequia con perfume de sepulcros. La añoranza del pasado quedará en las suntuosas suites de los hoteles cinco estrellas. Les queda mirarse en los grandes espejos de un mundo que cambió. Solo el despecho cruel les acompaña; en un destino tan solitario como el bolero de la traición…