De genes viene el don de Ricardo Armas, pues es hijo del poeta, fotógrafo y escritor Alfredo Armas Alfonzo, un autor imprescindible en las letras y la creación venezolana, autor de más de treinta libros y Premio Nacional de Literatura. Su madre es la artista del esmalte Aída Armas.
Nació en Caracas en 1952. A los diez años, su padre le regala una cámara con la cual hace retratos familiares y paisajes. A corta edad conoce a Sebastián Garrido y Luis Brito quienes lo estimulan a dedicarse a la fotografía. A partir de 1972 trabaja en diarios y revistas de la capital que publican fotografías de su autoría.
Junto a Luis Brito, Jorge Vall, Alexis Pérez Luna y Vladimir Sersa, formó parte de El Grupo un movimiento fotográfico que mostraba una visión crítica de la Venezuela petrolera. Con El Grupo exhibe la muestra A gozar la realidad y publican el libro Letreros que se ven (1979). Realiza fotografías de ballet, danza, de intelectuales y artistas visuales. Fue fotógrafo oficial del Ballet Internacional de Caracas. Trabajó en la Galería de Arte Nacional y en el Museo de Arte Contemporáneo. Allí realiza reproducciones de obras de arte, un género complejo de la fotografía, por simple que parezca. También realiza fotografía arquitectónica y de espacios urbanos. Documenta cementerios, la iconografía popular; la imagen de José Gregorio Hernández y el devocionario popular.
En 1978 publica el libro Venezuela, editado por la Cancillería que reúne ambientes, artistas y paisajes de la nación y es considerado por la crítica como uno de los referentes editoriales de mayor relevancia en la creación fotográfica.
En 1982 egresó del International Center of Photography (ICP) de Nueva York y al año siguiente retorna a nuestro país.
Es reconocido como un estupendo laboratorista y procesador de material analógico. Trabaja con sensibilización de papeles (Cianotipos y calotipos), sobreimpresiones y virados. Su conocimiento de los procesos de impresión le permite resaltar una extensa gama de grises, características en su obra.
Trabajó como docente en el Instituto Neumann (1983-1985) y en Manoa (1986-1996). Su trabajo como docente influyó de manera determinante en las generaciones sucesivas de nuevos fotógrafos, convirtiéndose en un referente de la vanguardia nacional. Su obra ha sido expuesta en Caracas y Estados Unidos.
Actualmente vive en Nueva York, donde ejerce como profesor en el Pratt Institute of Design.
Por su extensa y depurada obra fotográfica, el jurado designado por el Ministerio de la Cultura en 1997, conformado por Sandra Bracho, Luis Brito, Paolo Gasparini, Rafael Pineda y Francisco Solórzano le confirió el Premio Nacional de Fotografía.