El ser humano, desde que tiene uso de razón, busca transmitir sus emociones y sentimientos a través de palabras, no obstante, hay quienes nacen con el don de crear, moldear y modificar simples materiales mediante el uso su imaginación o visión de la realidad. Si comienzan desde temprana edad a desarrollar estas habilidades, con el tiempo, esfuerzo y dedicación, se terminan por convertir en artistas plásticos.
Grandes representantes ha tenido Venezuela en las artes plásticas, entre ellos Armando Reverón, el escultor Francisco Narváez, el pintor y escultor Alejandro Otero, el máximo representante del optical art, Carlos Cruz-Diez, entre otros. Y en cada época surgen nuevos exponentes que reinventan el arte y los adaptan a su sentir o realidad de vida.
En Barquisimeto nació el artista plástico Amílcar Romero, pionero en la creación del cubirrealismo. Desde niño empezó a explorar su vocación por la pintura y la escultura, y expuso muchas de sus obras en distintos eventos culturales de la ciudad.
Romero comenzó en el mundo de las artes plásticas a los 7 años de edad, cuando tomó cursos libres en la Escuela de Arte Martín Tovar y Tovar. Sumó cinco años de estudios que lo llevaron a conocer y adaptarse a cada una de las técnicas.
Al cumplir la mayoría de edad viajó a Colombia, específicamente a Santa Marta, donde visitó el Museo de Arte Contemporáneo en la Quinta de San Pedro Alejandrino, sitio muy importante pues en una de sus alcobas fue donde falleció el Libertador Simón Bolívar. Fascinado por la cultura colombiana se dirigió a las ciudades de Barranquilla y Cartagena en su gran búsqueda de un estilo propio.
En el periodo comprendido entre 2008 y 2009, Romero transitó lentamente a través de diferentes tendencias pictóricas, desde el realismo al surrealismo.
En el 2010 da a conocer un nuevo proyecto denominado Cubirrealismo, con una exposición individual, llamado así por la fusión del cubismo y el realismo donde la intención es buscar la belleza y la sutileza de la transición de dos estilos totalmente opuestos, que en general lo caracteriza una frontera efímera a la vista, haciéndolo así fascinante y agradable e incluso para el que desconoce de arte.
“En el realismo se ve la figura tridimensional, lo real; mientras que el cubismo es una figura plana y totalmente tosca. Yo antes pintaba realismo y me gustaba dibujar lo que veía; pero sentía que le faltaba algo de creatividad porque no todo era ver una foto y pintarla, quería agregarle lo mío. Me llamaba la atención el cubismo, que es como un desmembramiento de una figura real en geométrica… trate de unirlo y ver qué salía de allí, y la primera vez que pinte un obra de ese estilo dije ¡Eureka!”, expresó Romero.
Este nuevo concepto lo ha llevado a crear grandes obras de desnudos, escenas cotidianas e incluso elaborando adaptaciones de obras de Velázquez, Goya, Picasso y otros pintores al estilo cubirrealista.
A su llegada a Venezuela comienza sus estudios de Ingeniería Civil y, a la par, se encarga de los eventos culturales de su Decanato, en el cargo de Secretario de Cultura y, simultáneamente, busca profundizar el Cubirrealismo.
Tiene 24 años y ya cuenta con 70 obras realizadas. Para él, todas son igual de importantes ya que cada una significa una etapa de su vida y aprendizaje.
Dice que la ciencia del cálculo y la física lo ha llevado a crear grandes ideas para esculturas, pinturas y proyectos civiles artísticos de gran envergadura, que esperan el momento de ser llevadas a cabo.
El arquitecto español Santiago Calatrava es maestro e inspiración para Romero, porque combina el ejercicio de sus dos pasiones.
Mercado Latino
El 18 de septiembre de este año, las obras de larense Amílcar Romero fueron expuestas en Hamburgo- Alemania, en una exposición que lleva por nombre el Mercado Latino, en su segunda edición.
¿Cómo llegó allí? En uno de los viajes que Romero realizó por Europa conoció a la venezolana Olga Calero, quien se mostró interesada en su trabajo artístico y posteriormente lo invitó a participar en una exposición de obras, gastronomía y cultura Latinoamericana.
El Mercado Latino estaba a cargo de Eliana Paz, una venezolana con más de 21 años residencia en Alemania.
El sitio donde tuvo lugar la actividad fue en Location, una galería de arte ubicada en Hamburgo. Al sitio acudieron representantes de Colombia, Brasil, Perú e incluso habían venezolanos exhibiendo arepas en el área gastronómica.
Seis obras presentó Romero en Hamburgo y les dedicó más de un año de trabajo. La técnica utilizada fue el óleo sobre lienzo con piezas de hasta dos metros de altura. Su nombres: Dicotomía, Doncella, Fusión de un artista (la cual es una presentación personal de Romero) y Serie vida. Además realizó una intervención de la obras La Maja Desnuda y Venus de Velázquez .
El artista comentó entre risas que no pudo viajar a ver la exhibición pero observó todo el proceso vía a Skype.
Para el 5 de noviembre se repetirá la exposición de sus obras de Cubirrealismo en el consulado de Venezuela en Alemania, en un show de modas y arte llamado Elba Latino.
Actualmente trabaja en un proyecto junto a Eliana Paz para dibujar las penurias que se viven en Venezuela. “Quiero plasmar las caras hambrientas de los niños en las calles”. Estas obras serán vendidas en Alemania y el 50% de lo que se recaude, será donado a obras benéficas.
Igualmente busca unir sus conocimientos físicos, arquitectónicos, hidráulicos y mecánicos con el arte.
-¿Qué significó representar a Venezuela como artista?
-Significa que aunque vivamos en esta situación de crisis podemos dar un aporte artístico. Hace falta que nuestra cultura se fortalezca. El conocimiento del venezolano sobre arte es muy mínimo y eso es lo que le falta a Venezuela para el cambio.
-¿En qué se inspira Amílcar Romero?
-Yo desahogo lo que tengo en mente. No sé si llegue a transmitir algo, eso lo dirán las personas. Yo simplemente pinto y transmito mis emociones.
-¿Qué le identifica como artista?
-El Cubirrealismo que nace de la unión de dos estilos diferentes. Yo antes de pintar cubismo me dedicaba al realismo y me llamó la atención unir esos estilos y fusionarlos a ver que se generaba. Empecé a generar bocetos con tizas, carboncillo; figuras de mujeres, desnudos y comencé a unir esos estilos.
-¿Cómo combina sus dos pasiones?
-Ingeniería civil es una carrera que necesita tiempo. Pero solo es cuestión de administrarse para conseguir todo lo que quieras. Le dedico una hora a escribir, otra a realizar poesía, otra hora a hacer pinceladas y muy importante, a las horas de ocio. Si hay tiempo, lo que pasa es que hay que saber compartirse con la vida.
-¿Piensa quedarse en el país?
-He pensado en emigrar pero no por la situación de país. Yo pienso que no pertenezco a un solo país, soy del mundo entero. Me gustaría estar en Colombia, vivir allá un tiempo, luego en Argentina, París. No soy muy nacionalista, a pesar de que luché por mi país cuando lo necesitaba y soy dirigente estudiantil, quiero seguir expandiendo, en todo lo que representa, a la cultura. Para cumplir los sueños hay que verse en el tiempo.
-¿La cultura podría salvar al país?
-Sí, la cultura nos lleva a expresar lo que sentimos con cualquier situación, desde ver a alguien sufriendo o desamparado. Lo mismo ocurre con todas las expresiones, ya sea el teatro, el deporte; lo que nos salva es el estímulo de que podemos ser alguien en la vida.
-Los artistas en Venezuela le dan la suficiente importancia pero falta un empuje. Visité el Museo de Barquisimeto donde tenían unas hermosas exposiciones y el lugar se encontraba completamente vacío; eso demuestra la falta de motivación en las personas.