Ayer atendí invitación de la Alcaldía de Iribarren, el Consejo Consultivo de la Ciudad de Barquisimeto y Proinlara, para participar en el encuentro Barquisimeto: Modo Innovación, convocado con motivo del aniversario 462 de la ciudad de nosotros y el cuarto de siglo de Proinlara, otra meritoria iniciativa regional unida al amor a Lara y al esfuerzo incansable de nuestro inolvidable paisano Rafael Marcial Garmendia.
Claro que me alegraron la idea, la buena organización y la invitación. Felicitaciones a Milagros, a Gladys y al equipo. Es siempre motivo de optimismo el que, con los pies bien puestos en el presente, nos atrevamos a pensar y ¿por qué no? a soñar con un futuro deseado. La inconformidad y la aspiración suelen ser el motor de los cambios que valen la pena.
La innovación dice de novedades que se aplican con éxito y logran formar parte de la realidad y, por supuesto, la cambian. La innovación es una noción importante en el proceso de construcción de ciudad. Comprender cambios tecnológicos y nuevos paradigmas. Adecuar la ciudad al mundo que ya es y al que será. El planeta discute y trabaja en las Smart Cities, las Ciudades Verdes, la e-administration, la Ciudad Transparente y, como nos han contado los visitantes de Medellín, la hermosa capital antioqueña, la Ciudad Innovadora.
Pero, más allá de una moda, creo que debemos atrevernos a una innovación sustentable, barquisimetanamente hablando. Y eso ¿qué es? Que es difícil copiar e imposible trasplantar las ideas. Que Everett M. Rogers nos dice que un factor que facilita la implantación y difusión de una innovación es su compatibilidad con un sistema de valores dado.
Así que una Barquisimeto innovadora, además de tener en cuenta la función de la ciudad, ha de estar atenta a la vocación de la ciudad. Esta es, se ha dicho, una encrucijada de caminos, ciudad comercial, puntos de encuentro, ciudad universitaria. Desde estas páginas Eligio Macías Mujica la llamó “sede de la hospitalidad creadora”. Por ahí anda la pista.
Y como para esos cambios, nada ayudará más que el cambio, agrego a lo anterior un párrafo que es imperativo en la hora que vivimos.
El 26,27 y 28 de octubre se recogerán las firmas para el 20% nacional exigido constitucionalmente y, por encima de las artificiales dificultades que el miedo al pueblo ha dispuesto, seguramente muchas más. La mezquindad en el número de máquinas dispuesta o una manipulación maliciosa de su ubicación, no bastarán para tapar con el dedo de la trampa el sol de la realidad. Logrado esto, no hay razón técnica ni jurídica para que el referendo revocatorio no sea este año 2016. No hay, por tanto, excusa que valga. La elección del actual Presidente en abril 2013 y el referendo para la enmienda constitucional en febrero de 2009 así lo demuestran. El camino unitario es uno y único. Lo apoyo. Vamos a vencer todos los obstáculos.