Jugadores y empleados de los Marlins de Miami escoltaron el miércoles una carroza fúnebre que llevaba los restos del pitcher José Fernández desde el estadio del equipo hasta su velorio.
El dueño de los Marlins, Jeffrey Loria, el manager Don Mattingly, el coach de bateo Barry Bonds y los jugadores del equipo, incluyendo su estrella Giancarlo Stanton, vistieron camisetas blancas con la imagen de Fernández y las letras “RIP” (Descansa en Paz) mientras caminaban lentamente alrededor de la carroza que salía del Marlins Park en el barrio Pequeña Habana de Miami.
Muchos en la multitud de unas mil personas coreaban “¡José, José!”, y algunos ondeaban banderas cubanas en honor del popular lanzador cubano.
José Portuondo, un fanático de 55 años, dijo que Fernández fue un ejemplo para los cubanos que arriesgan la vida en balsas para llegar a Estados Unidos. El pitcher huyó de Cuba a los 15 años.
“Su historia es la misma de muchos en el sur de la Florida. Es muy familiar”, dijo Portuondo, quien trabaja como chofer de trolebús. “La tristeza permea el ambiente”, agregó.