«Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo” Albert Einstein
La capacidad de tomar y valorar una oportunidad, es un componente importante de la sensibilidad de cada buen emprendedor y es una de las principales finalidades de las diferentes asociaciones de emprendedores, llámense como se llamen. No se trata de domesticar la competencia, pero si de valorizar y desarrollar la sinergia necesaria, precisamente para reforzar las empresas individualmente, en su capacidad de ofrecer mejores productos y/ o servicios y más competitivos.
Para convertirse en un buen emprendedor, verdaderamente son muchas las cosas que se deben saber y las competencias a desarrollar. Pero atención, aun con muchos aspectos a considerar, no se debe perder de vista lo esencial, que es necesario tener desde el principio muy claro, que son siempre los clientes los que decretan el éxito o no de una empresa; por supuesto que dicho así puede ser una afirmación muy ligera, pero es rica de consecuencias prácticas.
Se pueden poseer talentos y predisposiciones, se puede trabajar mucho sobre uno mismo y se puede iniciar preparados, con toda la información necesaria, pero al final serán los clientes los que harán la diferencia, es decir el éxito del producto o servicio que nuestra empresa estará en grado de ofrecer.
Pero atención, la satisfacción del cliente no es un problema que pertenece solamente a las empresas con fines de lucro. Igualmente una asociación con un fin social y sin fines de lucro tendrá éxito sólo si sabrán ofrecer y presentar en modo atrayente productos y servicios, capaces de responder a las exigencias de aquellos a los que va dirigido su actividad. A veces es más difícil hacer que la gente aprecie y use correctamente un producto ofrecido gratuitamente que uno que debe pagarse. Sería muy grave descuidar la presentación de un producto o servicio, solamente porque está dirigido a personas en dificultad que lo necesitan. Por eso en muchos casos, es importante la forma y también la sustancia: una flor casi nunca es indispensable para la supervivencia, pero puede brindar felicidad.
Existen muchas empresas que sobreviven gracias al financiamiento de entes públicos o al trabajo gratuito de muchos voluntarios, pero si no saben ofrecer productos o servicios adecuados y no saben manejar con la necesaria eficiencia, están destinadas a ir desapareciendo, además de ser responsables ante la colectividad de la pérdida de recursos importantes.
Definitivamente, el mejor producto, mal presentado, puede resultar poco aceptado. Claramente es más fácil convencer a los clientes a premiar los productos buenos que los productos mediocres, además es mucho más honesto y placentero, por tanto el empeño de un buen emprendedor debe ser aquel de poner a disposición de sus clientes lo mejor. No es solo una cuestión de ética.