San Sebastián esperaba este miércoles a Sigourney Weaver, homenajeada con un premio honorífico, y la estadounidense no defraudó: bromista y afable en persona, hizo saltar las lágrimas del público con «Un monstruo viene a verme» del español Juan Antonio Bayona.
La presentación de la tercera película del cineasta barcelonés, después de «El orfanato» y «Lo imposible», quedó eclipsada por la magnética personalidad de Weaver, atenta con los fans y divertida con los periodistas en una reivindicativa rueda de prensa.
«Me alegro de que alguien además de mí recuerde que estuve aquí con Alien en 1979», bromeó tras ser preguntada sobre su primera visita a San Sebastián con 20 años como protagonista de «El octavo pasajero», en el papel de la teniente Ellen Ripley.
La importancia de esa heroína trascendió a su carrera. «El mundo le está en deuda por la normalización en la industria de protagonistas féminas guerreras, activas, independientes», escribía Bayona este miércoles en un artículo en la revista del festival.
Ese papel transgresor y su prolífica carrera posterior le han valido para recibir en una gala de honor el premio honorífico Donostia, que ya recibió unos días antes el también estadounidense Ethan Hawke.
«Estoy impactada, emocionada», dijo Weaver en la rueda de prensa.
«Me encanta trabajar en España, siento que España tiene una relación muy especial con las películas. Aquí se consideran una forma artística, no sólo comercio», dijo.
Weaver no rehuyó ninguna pregunta y además de criticar la gestión de la crisis de los refugiados, se mostró claramente partidaria de la candidata demócrata Hillary Clinton en las próximas elecciones estadounidenses.
«Es muy emocionante que ahora en nuestro país, a pesar de los altibajos, nos estamos dando cuenta que ya hace tiempo que deberíamos haber tenido una mujer presidenta», afirmó.