El 21 de septiembre de 1773 nació la Negra Matea, hija y nieta de esclavos, quien se encargó de criar a Simón Bolívar y demás niños de la Familia del Libertador de Venezuela.
Al igual que los demás esclavos llevaba el apellido de su dueño, Don Juan Vicente de Bolívar y Ponte, y se encargaba de las actividades del hogar, así como también de cuidar a “simoncito”, a pesar de ser 10 años mayor que él.
Tras la muerte de Doña María Concepción Palacios, Matea fue asignada a la hermana de Simón Bolívar, María Antonia, por lo que también se hizo cargo del cuidado de las nuevas generaciones.
Posteriormente, tras el regreso de Bolívar, se la llevó a San Mateo, donde juntos lloraron la muerte de su esposa, María Teresa Rodríguez del Toro, víctima de la fiebre amarilla.
Años más tarde, la Negra Matea fue invitada por el presidente de Venezuela, en aquel entonces era Antonio Guzmán Blanco, para el traslado de los restos de Bolívar al Panteón Nacional. Al acercarse al monumento exclamó “¡Hijo mío, hijo mío!.
Matea falleció el 29 de marzo de 1886 en Caracas. Sus restos reposan en la cripta de la familia Bolívar, en la capilla de la Santísima Trinidad, ubicado en la catedral de la capital venezolana.