Venezuela es un país con una sociedad cómplice que permite hechos como la masacre de El Amparo, cometida en 1988 y aún impune, afirmó este martes el realizador Rober Calzadilla, cuya ópera prima sobre estos hechos presenta en el Festival de San Sebastián.
«Creo que somos una sociedad cómplice, no sé si nos han educado para eso, pero somos una sociedad que pega tres gritos, y después nos desvanecemos, pasamos de la rabia a la resignación, y de la resignación al olvido», señaló a la AFP Calzadilla, director de «El Amparo», en San Sebastián (norte de España).
La cinta, que recrea los hechos del 29 de octubre de 1988, cuando soldados venezolanos mataron a catorce pescadores alegando que eran guerrilleros, en El Amparo pueblo fronterizo con Colombia, se presenta el miércoles en la sección Horizontes Latinos del festival, el más influyente de habla hispana.
La masacre impactó en la generación de Calzadilla, según el director, quien era apenas un niño cuando ocurrieron los hechos, pero con edad suficiente para quedar «marcado de por vida».
«Nosotros no tuvimos un despertar político, tuvimos un despertar de arrechera (rabia), de caer en cuenta de lo vulnerables que somos, porque hay alguien más poderoso que, cuando le da la gana, nos borra, sea de derecha o de izquierda», expresó.
Cuando aún no había estudiado cine, Calzadilla colaboró con una organización de derechos humanos en un reportaje sobre la masacre, para el que entrevistó a los dos sobrevivientes, quienes revelaron la identidad de los asesinados, cuando las autoridades insistían en que eran guerrilleros colombianos.
Un filme ‘político’
Ese fue el germen para que el entonces actor de teatro hiciera la obra «29.10.88» junto a Karin Valecillos, también autora del guión de la película, protagonizada por Vicente Quintero, Giovanny García y Samantha Castillo.
La cinta «es absolutamente política, en la medida en que es un hecho que pasó, es una herida que no se ha curado, que nadie quiere curar, una de las muchas con las que andamos a rastras», dice Calzadilla.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó en 1995 al Estado venezolano, que reconoció su responsabilidad pero, aunque compensó a las víctimas, nunca condenó a los culpables de la masacre de hace 28 años.
La matanza «es algo que podría pasar hoy, algo que seguramente ha pasado y seguirá pasando, en la medida que tengamos esa tendencia a naturalizar la violencia, la injusticia, la impunidad», subraya con emoción.
Residente en Caracas, Calzadilla afirma que «el país que yo vivo es ése, en el que me siento cómplice y culpable, (porque) cuando digo país cómplice me pongo a mí de primero en la fila, estoy reclamando un país por el que no he trabajado».
«No hemos aprendido nada», sentencia.
La película, que compite en Horizontes Latinos con otras 12 procedentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador y México, tuvo su estreno mundial la semana pasada en el Latin American Film Festival de Washington.
La 64ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián finaliza el sábado, con la gala de premiación.