Siete PNB asesinan a supervisora de PoliMaracaibo

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Cada mañana su madre la bendecía y le encomendaba su protección a Dios, pero a Yeisi Carolina Peña Mamber (43), supervisora jefe de Polimaracaibo, no la mataron en el cumplimiento del deber, como tanto temía su mamá. Sus homicidas, siete oficiales de la Policía Nacional Bolivariana, la acribillaron en la casa de una amiga, en la calle 50 con avenida 74 del barrio 24 de Septiembre, parroquia Ildefonso Vázquez.

Los funcionarios Nairin Perozo, José Arrieta,  Adrián Sánchez, Johadri Carnavalin, Jorge Pacheco, Ramón Martínez y Jorge Gutiérrez irrumpieron, el pasado sábado a la medianoche, en la residencia de Carmen Gutiérrez y apuntaron con armas largas y cortas a sus acompañantes, Peña y su esposo, Francisco Mavo.

“Aquí se murieron todos”, recordó ayer la sobreviviente en la morgue forense. Aún nerviosa, con un nudo en la garganta, Gutiérrez explicó que “ninguno estaba uniformado. Nosotros les decíamos que ella era funcionaria y no les importó, a su esposo y a mi nos golpearon”.

Uno de ellos disparó contra la supervisora de Polimaracaibo. “La hirieron en la pierna y en el brazo izquierdo”. Los vecinos escucharon las detonaciones y se acercaron a la residencia. No los dejaron pasar. Un grupo se quedó afuera de la casa. Solo gritaban que “perseguían a dos ladrones y se metieron allí.  Que eso era un enfrentamiento, pero los supuestos ladrones no se vieron nunca”, comentó una vecina.

Los pnb llamaron refuerzos. Evelio Peña, hermano de la funcionaria, contó que cuando llegó al sitio ocho patrullas y motorizados estaban frente a la casa. “No me dejaron pasar y cuando la sacaron no querían decir a qué hospital la llevarían, solo decían que iban al más cercano, tampoco dejaron que un familiar los acompañara. La tiraron como un perro en una de las patrullas y se la llevaron”.

Mal procedimiento

La  supervisora jefe de Polimaracaibo ingresó al Hospital Universitario con una herida en la costillas derechas, otra en las costillas izquierdas, una en la cara posterior de la pierna izquierda; una en la cara externa de la pierna izquierda; una en la cara interna de la pierna izquierda; dos en el antebrazo izquierdo; una herida rasante en la región abdominal derecha y escoriaciones en la mano derecha.

Los familiares les avisaron a sus compañeros del procedimiento y estos abarrotaron la emergencia del hospital. Hubo discusiones entre los funcionarios de ambos cuerpos de seguridad. Los polimaracaibo les exigían explicación a los homicidas. El caso pasó a la Policía científica. Los detectives colectaron como evidencias una Glock 17, serial CDN028, con el troquelado de Polimaracaibo; 11 conchas calibre 9mm; tres plomos parcialmente deformados y la billetera de la víctima.

En los interrogatorios, los detenidos sostuvieron que Peña se les enfrentó con su arma de reglamento. Pero las investigaciones determinaron que ninguno de ellos reportó el operativo. Salieron de su comandancia en San Francisco para buscar ropa y a las pocas horas les informaron a sus superiores sobre su arresto.

“Uno de ellos admitió en el barrio que se habían equivocado, que le dispararon a una policía”, denunció un vecino en la morgue forense.

Norelis Peña, hermana de la occisa, grababa con su celular el maltrato que los policías le daban a la comunidad por querer ayudarla, al notar que estaba grabando la tomaron por el pelo e intentaban quitarle el teléfono.

Los residentes del barrio 24 de Septiembre recordaban en la morgue las súplicas de Yeisi. “Cuando la montaban para trasladarla seguía viva”, aseguró Maxirú López, amiga de la infancia. Repetía que llamaran a sus superiores porque ellos “la iban a matar”.

Indignación

Polimaracaibo llora a una honorable funcionaria. Docenas de oficiales custodiaron la morgue forense. Querían justicia y castigo.

En su última entrevista, en 2014, Yeisi Peña respondió al periodista que ser policía para ella era “lo máximo. Somos servidores públicos. Atendemos a las comunidades, resolvemos conflictos que otros no pueden resolver”.

La comunidad la describió como una mujer de carácter fuerte, respetable, trabajadora y bondadosa. Todos la conocían en ese sector y siempre que ella podía ayudaba a sus vecinos.

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