Sobre Adolfo Álvarez Perera hay un consenso plural y nunca desmentido, el de ser una persona buena y solidaria con todas las causas nobles a nivel regional y nacional. Con su muerte se han disparado cientos de recuerdos y anécdotas que lo ubican como un emprendedor entusiasta que no reparaba en cálculos a la hora de apoyar iniciativas inciertas o rescatar empresas emblemáticas para Carora.
Por varias décadas cumplió el rol de tenaz dirigente ganadero y por extensión insigne defensor de cualquier productor agropecuario de Carora que necesitara de su intercesión para solucionar problemas en Caracas.
Toda su vida mantuvo una estrecha relación con su primo hermano Domingo Perera Riera y en conjunto libraron batallas políticas para conseguir obras e inversiones para el municipio Torres, incluido el Teatro Alirio Diaz, infraestructura cultural que se ha convertido en una referencia nacional.
Adolfo fue de esta forma protagonista infaltable dentro de las diferentes áreas sobre las cuales se cimienta el orgullo caroreño. En la ganadería basta que escuchemos el testimonio de Mario Oropeza Yepez, ganadero a quien se le debe la supervivencia de la Raza Carora:”Hubo un momento en Venezuela que mantener rebaños bovinos especializados en leche era antieconómico, miles de vacas holstein fueron llevadas a matadero y por ello también los caroreños comenzaron a salir de sus vacas Carora puras. Yo estaba a cargo de este rebaño en Sicarigua y me empeñaba en mantenerlas ya que sabía que si se eliminaba este rebaño era decretar la muerte de la raza por dispersión. Mi padre Mario Oropeza Riera me apoyaba pero había una fuerte presión familiar en contrario. Allí es donde entra Tío Adolfo a defender la Raza argumentando que era un esfuerzo de varias generaciones caroreñas que no se podía acabar por un viento en contra. Para apoyar sus palabras con hechos compró todos los animales puros que quedaban en Santa Rosa y con esta actitud propició que Sicarigua se mantuviera como un reducto de la Raza Carora. Luego a través de la Fundación Carlos Herrera Zubillaga consiguió los recursos económicos suficientes para la incorporación de Franco Cerutti como asesor, además de otras inversiones oficiales que le dieron estabilidad a las operaciones de Asocrica. Tío Adolfo, sin lugar a la mas minima duda, fue un pilar esencial para que la Raza Carora sea hoy lo que es”.
Respecto a su participación como mecenas de la cultura simplemente acudamos a lo que dice el maestro Felipe Izcaray: ”Juan Martínez decía que Adolfo Álvarez era el amigo perfecto, daba un apoyo incondicional sin preguntar nada”. Lo mismo afirma Cécil Álvarez Yepez, sucesor de Juan como paladín de la cultura y la música caroreña: ”Adolfo fue por varios años Vice.-Presidente de la Fundación del Teatro Alirio Diaz.con su prestigio a nivel regional y nacional se nos abrían muchas puertas. Yo era presidente y teníamos firma conjunta para todos los aspectos administrativos, yo le llevaba balances, cheques y todo tipo de documentos y él los firmaba todos sin leerlos. Cuando me veía llegar le decía a Nena, su esposa, ahí viene Cécil con su maleta de papeles para que yo se los firme y ni siquiera bolígrafo trae”.
Al Cardenales BBC lo compró (a la cabeza de un grupo de inversionistas locales) para evitar que la franquicia se la llevaran al oriente del país. Murió Adolfo y quedó como un patriarca de huella imborrable.
