Hace algunos años, para ser exactos en 1922, el recordado filósofo español Don José Ortega y Gasset –que, distinto a como cree Maduro, se trata de un solo y mismo personaje-, escribió un libro titulado: España Invertebrada. El comentario viene a cuento porque, al parecer del autor citado, las sociedades, en el ciclo de su evolución, pasan por varias fases, entre ellas, la de sociedades invertebradas, es decir, aquellas que no poseen una columna vertebral.
Y, ciertamente, la columna vertebral de todo país, y de toda sociedad, está conformada por un sistema de valores, principios e instituciones que le sirven de soporte. Así, por ejemplo, la ética, la transparencia en la administración de los dineros públicos, son principios fundamentales que sirven de base al modelo de Estado que proclama nuestra constitución. Y deben ser principios tan indispensables en toda organización política o institución del Estado, que aunque hoy suene a lugar común, tiene plena vigencia aquello que nuestro Libertador Simón Bolívar no se canso de proclamar: ”Moral y luces son nuestras primeras necesidades”.
Ahora bien, durante este régimen madurocabellista, los principios arriba mencionados han sido horadados y carcomidos por la voracidad de una colonia de burócratas rojo rojitos que, cual termitas, han ido devorando sus cimientos, hasta el punto de convertir a Venezuela en uno de los países más corruptos del planeta. Hace algunos días, el corajudo Presidente de la Asamblea Nacional, «El Viejito» Henry Ramos Allup, sostuvo que Diosdado Cabello era un coleóptero. Un bicho invertebrado pues, que se encargaba de hacer el trabajo sucio que Maduro le encomendaba.
Pues bien, no hay duda de que una buena parte de ese trabajo sucio encomendado a esa especie de termita que es Diosdado Cabello, que le fuera encomendado por Maduro, consiste en socavar las bases de la institucionalidad democrática, lo cual ha cumplido a gusto y con la obediencia de un perro fiel. No embalde, Diosdado Cabello, que es el ño pernalete de turno, en complicidad con las camaradas rectoras del CNE, ha enterrado en una arenisca de trabas burocráticas y de leguleyismos estériles la posibilidad de que el pueblo ejerza su soberanía a través del Referendo Revocatorio contra Nicolás Maduro. Y apropósito de la ausencia de la institucionalidad democrática en Venezuela, solo en un país invertebrado, un presidente puede darse el lujo de convocar una rueda de prensa para ofender a la madre de un adversario político, pero también es verdad que solo en un país democrático un pueblo entero podría gritarle a un presidente como Nicolás Maduro, al alimón con Ramos Allup: La suya presidente que está en Colombia, de donde nunca ha debido traérselo, tomando como suya la respuesta de un paisano de Maduro, el colombiano Carlos Vives en su canción La Gota Fría: «Ahora me mienta mi mama solamente pa’ ofender, para que también se ofenda, ahora le miento la del».
