De las tres personas encontradas en estado de descomposición, el martes, dentro de un ducto para aguas blancas, en la vía hacia Buena Vista, cerca de la “Curva de la muerte”, una había quedado sin identificar y fue hasta ayer cuando sus parientes lo reconocieron.
Se trataba de un taxista que respondía al nombre de Roger, tenía 30 años de edad y estaba residenciado en el barrio San Francisco, al oeste de Barquisimeto.
Sus familiares no lo veían desde el martes, el mismo día de la desaparición de Oswaldo José Romero Rodríguez (52) y Erika María Escalona Sánchez (37), las otras dos víctimas del triple homicidio.
Para el momento del hallazgo el taxista solo llevaba puesto un bóxer negro y antes de que el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) llegara para examinar la escena los perros le habían devorado parte de los brazos y en el pectoral tenía una docena de heridas hechas presumiblemente con el mismo cuchillo con el que apuñalaron igual cantidad de veces a Romero Rodríguez.
Al parecer, el carro utilizado por el hombre para prestar servicios de transporte fue dejado abandona, el jueves, cerca del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) de la urbanización La Mata de Cabudare.
De allí se desprende como posible hipótesis que antes del asesinato las tres personas iban a bordo del vehículo cuando fueron interceptados por quienes a la postre se convirtieron en sus victimarios.
El taxista estaba libre de antecedentes penales, contrario al otro hombre y la mujer, sobre quienes pesaban cargos de robo de vehículos, hurto genérico y manejo de drogas para él y distribución de sustancias estupefacientes para ella.