La posibilidad de que el referéndum revocatorio sea este año va a depender de la presión de la calle.
Así lo advierte el Dr. Rafael Simón Jiménez, abogado, historiador, escritor, profesor universitario, ex parlamentario y analista político.
No va a depender del diálogo, ni de ningún conciliábulo, porque el Gobierno ha reiterado su indisposición de acceder o facilitar la realización de esa consulta.
Las fuerzas democráticas tienen que estar absolutamente conscientes de que la posibilidad de llevar a cabo ese revocatorio está sujeto al activismo ciudadano y para eso es la conducción opositora representada en la Mesa de la Unidad Democrática.
El Consejo Nacional Electoral ha anunciado para este viernes el cronograma para la recolección del 20 por ciento de las firmas.
Si no se atreviera ese organismo a publicar el cronograma completo, porque las rectoras tienen la disposición de colocar la consulta para el 2017, pienso que la oposición tiene que aprovechar la recolección de firmas para dar una vigorosa demostración de fuerza.
Se necesitan 4 millones 600 mil o un poco más para activar el padrón electoral, dijo. Pero, si esa jornada de recolección mediante la utilización de las captahuellas se convirtiera en un gran evento, donde se demostrara con claridad la disposición de cambio de la sociedad venezolana y se expresara, en vez de esos casi cinco millones, en el tiempo determinado en diez millones de firmas, tendría una repercusión de tal naturaleza que se estaría obligando al CNE a realizar el referéndum este año..
Evidentemente, el Gobierno va a tratar de impedir por todos los medios el referéndum revocatorio.
Eso no se deduce porque las expresiones del propio Presidente de la República, como la dada a conocer por el vicepresidente y dirigentes del partido oficialista, son tajantes, en el sentido de que no se podrá hacer la consulta, bajo todo tipo de pretextos.
Pero, quienes creemos firmemente que todavía hay tiempo para hacerlo, tenemos que insistir en que se concrete el proceso.
Esa es la confrontación planteada y de allí la necesidad de la movilización para que ese asunto se resuelva, apelando a la gente, a su grado de decisión y de motivación. Al grado de obstinación, inclusive, que tiene en este momento la población.
La fecha no se va a resolver en una conversación entre la oposición y el Gobierno, porque este sabe que en cualquier elección va a salir derrotado y trata desesperadamente de preservar lo poco de gobernabilidad y de estabilidad que le queda.
La propia oposición se ha encerrado en una trampa al tratar de disfrazar o de dar versiones poco convincentes de lo que significa ir a la mesa de conversaciones.
Censurable es lo que ha hecho el chavismo en estos 17 años de hegemonía política: haber roto ese componente esencial de la democracia que es el diálogo. Lo ha sustituido por el insulto, la procacidad, la descalificación, la confrontación y la amenaza.
Pero, si las fuerzas democráticas quiere presentarle al país la cara distinta a la Venezuela que queremos, a la Venezuela que vamos a construir en el futuro, no podemos negarnos a asistir a ningún diálogo.
Porque éste no significa rendición, ni compromiso per se. Los diálogos que se han producido en la humanidad han sido entre factores que estaban en una confrontación mucho mayor que la venezolana.
Diplomacia vaticana
Aconseja el Dr. Jiménez que no se puede descalificar a los facilitadores José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos porque ellos no van a imponer nada, ni a sugerir nada. Los facilitadores se encargan de acercar a las dos partes en pugna. Y eso se espera de El Vaticano, expuso, es un gran negociador. Fue clave en el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. La diplomacia vaticana es muy eficiente, porque renuncia al micrófono. Busca más bien las maneras discretas y cuando hace anuncios es porque ya todo está resuelto. La diplomacia de micrófono es muy perjudicial. Tiene de bueno que la gente conoce el contenido; pero, generalmente se presta a múltiples manipulaciones, a la pantalería, a tratar de hacer maniobras distraccionistas. La diplomacia vaticana está amparada en la inmensa moral que tiene este Papa, quien ha sido revolucionario en el sentido más sano de término. Ha revolucionado la Iglesia y a la humanidad. Podría ser buen interlocutor en el caso venezolano.
