El aniversario de la capital larense se vuelve a dar en medio de un clima de conflictividad política y crisis social a nivel nacional que relegan a un segundo plano el tema municipal. Sin embargo debemos hacer el esfuerzo para hacer un paréntesis en la lucha política y darle a la ciudad su espacio con el fin de valorar las cosas que hemos ganado a nivel local.
Se dice fácil pero no es poca cosa contar ahora con un alcalde que, además de liderar la lucha por la democracia, ha sabido reivindicar el concepto de ciudad. La decisión reiterada de suspender las ferias internacionales por eventos culturales en las plazas demuestra coherencia discursiva, responsabilidad financiera y valentía política. Este año habrá un festival de un solo día con participación de las colonias que hacen vida en la región y talento nacional, bajo el nombre “Ah Mundo Barquisimeto”. La migración de conciertos masivos a formatos culturales es un tema que aunque circunstancial, ha servido a la convivencia ciudadana y la recreación familiar gratuita en espacios públicos abiertos. Como dijo el propio Laureano Marquez hace dos años en un evento en la Plaza de Santa Rosa, la crisis también trae cosas buenas.
Igualmente vale la pena reconocer la política de recuperación de espacios públicos bajo el concepto de Vitrinas Urbanas, que ha apostado al ornato y embellecimiento de plazas y avenidas hoy concurridas con eventos deportivos y culturales permanentes. Es la construcción cotidiana, en medio de la más feroz crisis, de una “ciudad ideal” para todos. Y si bien el colapso económico del país no ha permitido mayores mejoras, la mayor obra es el cambio de visión de un alcalde que sustituyó toda alusión partidista y personalista por una marca de ciudad institucional. Haber cambiado la foto de Amalia con el “dedito” parado sobre fondo rojo por unos corpóreos de “MeGustaBQTO” es un avance que no debe pasar desapercibido. En Barquisimeto hoy no se ve la cara del alcalde en ninguna valla, porque la protagonista es la ciudad.
Se trata de un liderazgo democrático que asumió el reto de cambiar los paradigmas heredados luego de tantos años de caudillismo militar. Es una manera diferente de hacer las cosas que debe valorarse en medio de un contexto histórico. No faltará quienes sean ya incapaces de admitirlo, por mezquindad o interés, o porque después de tanto tiempo reclamando por democracia se les haya olvidado su rostro y ahora no la reconozcan. Pero yo no quería dejar pasar este aniversario sin advertir públicamente las razones ciertas que tenemos para celebrar. Falta mucho, pero ya estamos en la dirección correcta. Me Gusta Barquisimeto.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.