El padre de Jaime Ramón Mendoza Falcón de 35 años de edad siempre lo aconsejaba. “Yo siempre le decía que se portara bien porque si uno es sano, quiere que los hijos también lo sean y sabía con quien se la pasaba”, narró el señor Antolino Mendoza, quien, la noche de este sábado, perdió un hijo.
Tirado en una granja ubicada en el sector El Tamarindo de Quíbor, municipio Jiménez del estado Lara, fue encontrado sin vida Mendoza Falcón. Presentaba una herida por arma de fuego en la pierna izquierda. Se presume que el hoy difunto, acompañado por uno o dos sujetos más, se introdujo a la propiedad privada con las intenciones de hacerse con un chivo y otras cosas, por lo que el vigilante habría accionado su arma.
“Si lo mataron algo malo debió estar haciendo”, dijo. Tras la partida del vigilante de profesión, quedan sin padre cinco menores de edad. La mayor de sus hijas tiene 15 años.
Salió a trabajar y no volvió
Contó la esposa de Jaime Ramón, que la víctima fatal llegó a su hogar, a eso de las 8:00 a.m., luego de culminar el turno nocturno de vigilancia que cumplió en una empresa privada, en la que ya tenía 3 años laborando.
Luego bañarse y comer algo, habrían pasado como 30 minutos, dijo que iría a levantar una viga de corona, pues en su tiempo libre se rebuscaba como obrero.
Volvió a alrededor de las 7:00 de la noche y se dispuso a salir nuevamente, en esta ocasión iba a “beber con unos guaros ahí”. Desde entonces, no se supo más de él.
La familia se entera de lo sucedido, porque la madrugada del domingo llegaron al puesto de ventas de tomate de Antolino Mendoza diciendo: “Pasó un problema grande, le mataron a su hijo”.
“Siempre nos decía no me vayan a llorar cuando me muera, me ponen vallenato”, comentaron los familiares. Acotaron que el difunto se dejó influenciar por “malas juntas”.