Con una visión de ingenio y la firme convicción de dejar una estela significativa, Don Manuel Anzola inicia hace muchos años la producción del campo. Actualmente convertida en una agropecuaria, continúan sus ideales, con bases asentadas en un proyecto familiar que levantan sus nietos, aportando a la comunidad, mucho más que alimentos
En el corazón de Duaca, Municipio Crespo del estado Lara, se encuentra una bonita hacienda llamada El Danubio, donde a partir de 1922 y bajo la mirada de un visionario soñador, comenzó el cultivo de caña de azúcar, la cría de ganado y la siembra de tierras fértiles con distintos tipos de hortalizas.
El hombre del que hablamos se llamaba Manuel Anzola, quien con temple, entrega y en especial, mucha dedicación, contribuyó al desarrollo del floreciente pueblo cafetalero de la época, con la instalación de una de las primeras plantas hidráulicas del estado Lara para generar electricidad.
Este señor, tuvo cuatro hijos, siendo el mayor de ellos el que adquiere la hacienda y se dedica a continuar con el proyecto familiar, aprendiendo de agricultura y manejo de animales de campo, levantando además a una familia integrada por un gran número de retoños y una abnegada esposa.
Años más tarde en 1976, el sitio se convierte en agropecuaria, con la idea de mantener diversos rubros además de utilizar al máximo el recurso hídrico y tecnificar la producción de leche que más adelante serviría a muchos. Desde entonces, este lugar, ha sido el seno de diversos procesos productivos vinculados al agro, donde día a día se trabaja por atender una demanda cada vez mayor, guiada por las directrices de los nietos.
Más que producción
Su actual presidente, comenta que además de mantener la producción y el aprovechamiento de las tierras gracias a sistemas cada vez más modernos, el aporte a la comunidad siempre ha estado presente. De allí que diversas investigaciones relacionadas al campo, prácticas universitarias de futuros profesionales, apertura a un campo laboral con grandes posibilidades y alimentos garantizados no solo para los habitantes de Duaca sino también para los de Barquisimeto, es parte del compromiso social que con mucho orgullo apoya la familia, pues como bien lo expresa el encargado, sus papas siempre vivieron allí y existió una vinculación fraterna con la localidad y por supuesto, con su gente.
En este sentido, el sitio es el segundo empleador del Municipio Crespo siendo el primero como empresa privada, lo que ha garantizado el trabajo para muchas personas del lugar que reciben una constante formación y especialización en el manejo de nuevas tecnologías, fortaleciendo procesos como ordeño mecánico, pasteurización y trabajo con especies vegetales.
De igual forma, los centros de educación en cualquiera de los niveles tienen un espacio y constantemente reciben visitas de escuelas y de estudiantes universitarios, quienes realizan recorridos guiados por la hacienda, conociendo procesos e incluso siendo parte de los mismos; tal es el caso de estudiantes de medicina veterinaria que aprenden sobre incisión, alimentación, reproducción y salud animal, o los de ingeniería agronómica que reciben clases de manejo de cultivos, agroecología y sistema de riesgo, todo ello en las mismas instalaciones.
Por otro lado, diariamente se distribuyen productos de la misma hacienda al asilo de ancianos y al hospital (ambos de Duaca) y se brindan ayudas para promover iniciativas y actividades deportivas, culturales y recreativas que beneficien a niños y jóvenes. “Mi mamá particularmente era educadora y le encantaba ayudar a los más pequeños”.
De esta manera, queda demostrado el compromiso de una familia luchadora y compenetrada verdaderamente con el colectivo, que vive, siente y forma parte de este maravillo estado avivando el deseo de seguir luchando por un mejor país, partiendo de la mente visionaria de un gran hombre ¡de Don Manuel!.