Había entre los abuelos de mi pueblo, léase Río Claro, un refrán que les permitía describir a las personas que abusaban de sus habilidades. Decían mis mayores, frase a la que apelo para recordar al poeta español Antonio Machado, «fulanito tiene más mañas que un burro viejo». Todo esto viene a mi memoria, porque, como recordarán los amables lectores, hubo una época en que Chávez manoseó tanto el tema del magnicidio, que lo convirtió en un disco rayado.
En efecto, no había foro internacional en el que no apareciera con su obesa humanidad denunciando una conspiración internacional, orquestada probablemente por el Inspector, el sargento Toto y el Comisionado. Esta manía presidencial, como el burro viejo del refrán, la ha tomado ahora el “bachaco fundillú” de Miraflores como la nueva forma de inspirar lástima y así mantenerse aferrado al poder, a las ubres del erario público, a PDVSA pues. Prueba de ello son los lamentables sucesos ocurridos en Margarita.
Dice el historiador Francisco Tosta García, en su libro «La Patria Boba», que en medio de una batalla, un militar le dijo a su compañero: «compañero, corra porque pescuezo no retoña», dice también este historiador, que los españoles, llamaron a Margarita Nueva Esparta, en homenaje a los libertadores orientales quienes defendieron con bravura y coraje la causa independentista, tal como lo hizo el Rey Leonidas con sus 300 hombres en la batalla de las Termopilas, cuando el tirano persa intentó conquistar y esclavizar a su amada Esparta.
Ahora bien, digo que en Venezuela, más que un magnicidio, llevamos casi 20 años padeciendo de un “ollicidio” continuado y frustrado. Seguro tendré llamada del Magistrado Ramón Pérez Linares, aclarándome, con su sobrada y reconocida sapiencia: «Macario, ese tipo penal no existe». Pues bien, mi apreciado jurisconsulto, son 17 años de latrocinio sistemático y ahora también de hambre que está padeciendo el pueblo, que la digna AN que hoy tenemos tendrá que tipificarlo. Por eso grito «GLORIA AL PUEBLO MARGARITEÑO» que a punta de ollas, hizo que el “bachaco fundillú” de Miraflores tomara conciencia de que en Venezuela, no solo faltan medicinas y alimentos para los bebés, si no también, pañales para mitigar la incontinencia estomacal que produce el culillo al Referendo Revolcarotio. La suya, ño presidente, por si acaso.