La utilización por parte del Presidente de la República, Nicolás Maduro, del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para desconocer el poder que la mayoría de los venezolanos le otorgó a la Asamblea Nacional, y del Consejo Nacional Electoral (CNE) para impedir la realización del Referendo Revocatorio de su mandato como Jefe del Estado, es un claro indicio de que la camarilla civil y militar que nos gobierna, pretende mantenerse en el poder al margen de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El debilitamiento, y en nuestro caso el control de las instituciones fundamentales de la democracia, la violación permanentemente de las leyes, es decir, la inobservancia de la Constitución Nacional y de los tratados internacionales firmados por nuestra nación y la mayoría de los países del universo, colocan al régimen madurista en la vía hacia el totalitarismo.
Como un alerta sobre los peligros que corre la democracia en el mundo de hoy, especialmente en Latinoamérica, Fernando Mires escribió un libro, titulado Democracia o Barbarie, en el que examina las variantes y modalidades políticas que los partidarios de las dictaduras del caudillismo decimonónico y del capitalismo de Estado del siglo XX, utilizan para intentar liquidar la democracia e imponer la barbarie personalista, militarista y dictatorial.
Como en la Venezuela del siglo XXI, durante la primera mitad del siglo XX el fascismo en Italia y el nacionalsocialismo en Alemania, emergieron a través de una fachada electoral y un lenguaje democrático, para establecer feroces dictaduras, derrotadas sólo por los Aliados al final de la Guerra Mundial. En América Latina, y no sólo en nuestro país, se corre el riesgo de una regresión a la barbarie, si las fuerzas democráticas no son capaces de unirse en la defensa del imperio de la Ley nacional y de todos lo convenios internacionales que tienen como mandato el respeto a los Derechos Humanos y en general a la preservación de la democracia.
Los planes de destrucción de las libertades públicas y de la propiedad privada para dar paso a un capitalismo de Estado que no sólo fracasó en la Europa comunista, sino que también llenó de pobreza y miseria a millones de personas, que si no quedaron desempleados, ganaban salarios de hambre, los tratan de imponer Maduro y el grupo de miliares que le apoya.
La judicialización de la política, con el enjuiciamiento, persecución, exilio forzoso o la inhabilitación para postularse a algún cargo de elección popular, de los adversarios políticos del régimen, sobre todo cuando tienen posibilidades de derrotar a los candidatos del oficialismo, son indicadores muy evidentes de la tendencia totalitaria del gobierno, que además de ser denunciados, deben enfrentarse con coraje y firme decisión democrática.
Para impedir que una camarilla civil y militar avance hacia el totalitarismo, los venezolanos tenemos que actuar unidos alrededor de la Alternativa Democrática en las elecciones para el Referendo Revocatorio, en todas las elecciones que se presenten e incluso en el ejercicio del gobierno por varios períodos, una vez que pueda asumir el poder. En síntesis, apoyemos a la MUD, en la que se concentran los demócratas del país, quienes tienen la responsabilidad de la conducción de la política nacional, regional y local, en estos tiempos turbulentos y decisivos para el futuro de la democracia venezolana, e incluso Latinoamericana.