En la urbanización Rafael Caldera, concretamente en las etapas 2 y 3, las familias se encuentran desesperadas por las dificultades para encontrar los artículos de la cesta básica, en especial los ingredientes para la preparación de los alimentos de cada día.
“Esto ya es inaguantable, que un grupito, que se cree dueño del país y en este caso de la Caldera, se niegue a darnos a nosotros la comida que nos corresponde de los CLAP, calificándonos de escuálidos y ricos”, manifestó Juliana Saldivia.
Ella fue una de las amas de casa que este miércoles muy temprano, junto a jefes de familia, portando pancartas improvisadas, salieron hasta la avenida Las Industrias e impidieron el tránsito automotor durante unas tres horas para hacer sentir su reclamo ante los encargados de los CLAP en el estado Lara.
Petra Rodríguez, también manifestante, responsabilizó a quienes manejan a su antojo el consejo comunal en el sector por la forma como pretenden manejar la distribución de las bolsas.
“Nuestra protesta es pacífica, justa, porque estamos pasando hambre; no nos llegan las benditas bolsas, y que porque no las necesitamos, como si de verdad fuéramos ricos, y tampoco nos quieren vender en los abastos de los chinos porque no estamos en unas listas que nadie sabe cómo las hacen”, agregó la ama de casa.
Alfredo Perozo, otro de los participantes en la protesta, informó que en total son 1.600 las familias afectadas en las etapas 2 y 3 de la urbanización por la forma como el consejo comunal y las llamadas UBCH se han adueñado de un programa de alimentación que no puede ser exclusivo para un grupo, dejando a un lado a la mayoría.
“Nos estamos muriendo de hambre y las UBCH cogen todo para ellos, sus familias y sus grupitos, dejando sin la comida a una gran cantidad de personas”, dijo María Piña, una joven preocupada por lo que allí está ocurriendo.
El profesor Frank Díaz también expuso la problemática y manifestó que varias veces han hecho censos de la población en las etapas dos y tres de la Rafael Caldera, pero nunca les llegan las prometidas bolsas.
El numeroso grupo de mujeres y hombres permaneció en la arteria vial hasta cerca de las diez de la mañana cuando se retiraron.
Otros problemas
Pero el de las bolsas con alimentos que no llegan no es el único problema que sufren en la urbanización popular del oeste de Barquisimeto.
La inseguridad es también grave al punto de que cada semana roban no menos de cinco vehículos, o les despojan de cauchos, baterías u otros implementos, así como viviendas.
Esto es propiciado, en primer lugar, por la falta de patrullaje policial, y en segundo, por la oscuridad reinante en calles ya que la mayoría de los postes carece de lámparas o las que existen están quemadas.
Citaron que uno de los grupos hamponiles que actúa se moviliza en un auto Spark verde o azul, que lo han visto varias veces en la zona antes de los hechos delictivos.
Pidieron a la policía haga recorridos permanentes para alejar a los antisociales.
