Estamos presenciando el fin de la Venezuela civil, que debe tener en la democracia su máxima expresión para su desnvolvimiento social, político y económico, que pueda brindar bienestar a la población. Hoy tenemos un régimen autoritario, intolerante y destructor, sustentado en la fuerza militar.
Tal es la opinión de Pedro Pablo Alcántara, exdiputado de la Asamblea Nacional y profesor de historia, al referirse a las funciones administrativas que están cumpliendo los militares por decisión del Presidente de la República, Nicolás Maduro, quien está empeñado en hacer un gobierno cívico-militar, que no está contemplado en la Constitución.
No solo militares están en funciones ministeriales, institutos y empresas del Estado, sino que dentro de la misma institución castrense proclaman ser activistas políticos, gritan a todo pulmón consignas de “Chávez vive” en actos públicos, ofrecen declaraciones de alto contenido político y profieren amenazas, además de participar en actividades políticas junto a los colectivos para impedir movilizaciones, tal como ocurrió el pasado 1 de septiembre cuando la oposición organizó la Gran Toma de Caracas.
El fin de semana el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, designó a 18 generales y oficiales de la Marina, para que se encarguen de todo lo que tiene que ver con alimentos esenciales (arroz, aceite, harina precocida, maíz, lácteos, carne vacuna, huevos y pollo), así como de papel toalé, toallas sanitarias, pañales desechables, detergentes, jabón de baño y desodorante, entre otros rubros.
El Presidente está fomentando la participación activa de los militares en diversas funciones de la administración pública y, al mismo tiempo, destruyendo el tejido de la sociedad civil, al margen de la Constitución.
Maduro le ha conferido a los militares no solo el aspecto de la administración pública, sino la represión por lo cual se están convirtiendo en eventuales responsables de sucesos de lesa humanidad, porque en la Constitución venezolana, que es fundamentalmente ciudadana en su intención y que se nos vendió como un mecanismo para que fueran las personas quienes levantaran un muro de contención contra el Estado y sus excesos, ahora lo que observamos es a los componentes armados y pagados como funcionarios públicos con los dineros de todos los venezolanos, en la destrucción del orgullo civil que se encarnó en El Libertador, quien reclamó para sí, como reconocimiento único para la posteridad, que le dieran el título de ciudadano.
En consecuencia, vista de la grave coyuntura económica y política del país, el Presidente apoyándose en los militares, está imponiendo un estado de guerra y se ha llenado al país de un ejército pretoriano, incluyendo militares retirados, que ahora son los administradores de la cosa plública.
Observamos al que fuera ministro de Relaciones Interiores hablando de la presunta acción desestabilizadora que se va a presentar este miércoles y de la captura de varios individuos, entre los cuales está el tristemente célebre testigo estrella Giovanny Vásquez. Este sujeto estaba cumpliendo un arresto en la residencia de un familiar en Cabudare con protección de cuerpos de seguridad y ahora aparece como golpista. Insólito ese anuncio de este gobierno. .
