El antiguo cementerio de Bella Vista, o viejo, como popularmente se le conoce, ubicado en la calle 42 o avenida Rómulo Gallegos, es un verdadero museo al que, hasta ahora, desde ningún organismo se ha actuado para darle la necesaria protección.
Aunque, de acuerdo a historiadores, el primer cementerio de Barquisimeto estuvo ubicado donde hoy se encuentra la iglesia Altagracia, el de Bella Vista sería el segundo, construido en 1884, cuando la zona estaba lejos de lo que era el casco central de la ciudad.
También el de Santa Rosa podría haber sido establecido en ese tiempo, aunque no creció tan rápido como aquel, gracias a que allí eran sepultados miembros de familias prominentes de la capital.
Una visita al camposanto, sobre todo a determinados sectores, para lo que se requiere algo de valentía, permite disfrutar de una serie de panteones que son verdaderas obras de arte, con esculturas de mármol de mucho valor.
Se destacan los de la familia Álamo Dávila, la Giménez Landínez, la del general Leopoldo Torres, quien fue gobernador de la entidad entre 1905 y 1906, el general Agustín Alvarado, fallecido el 28 de septiembre de 1929, los Camejo Octavio, Rafaelito Gómez, del tradicional dueto de los hermanos Gómez y del caficultor Ramón Arráez, estos dos últimos oon estatuas de los difuntos.
A todos llama la atención el monumento de la familia Giménez Landínez, de 1931, encargado a Pietro Ceccarelli, de Florencia, Italia, una verdadera obra de arte en mármol de Carrara.
Igualmente se observan esculturas de La Piedad, Jesucristo, Virgen María, Divina Pastora, ángeles y otras imágenes religiosas.
Esta y otras se encuentran actualmente superadas por la maleza, incluso algunas deterioradas por personas que ingresan por las noches.
Algunas familias han sacado los restos de las fosas para llevarlos a otros cementerios de la ciudad, posiblemente por haber sido víctimas de acciones hamponiles en algunas de sus visitas, dejando los panteones abandonados.
Aún se espera se haga efectivo el anuncio de José Gregorio Mendoza, director de los cementerios municipales de Iribarren, de que, antes de concluir el presente año, concretamente en diciembre, será recuperado para convertirlo en monumento a cielo abierto, aunque hasta ahora no se ha hecho nada en ese sentido.
La última promesa la hizo el funcionario el pasado mes de julio, pero en el camposanto no se observa movimiento alguno. Por algunas veredas es imposible caminar debido a que están cubiertas de maleza, además de haber sido convertidas en sanitario público por quienes ingresan con propósito negativos amparados en la falta de patrullaje que se lo impida.
La arquitecto Carmen Tanasí, de la asociasción civil Campo Santo de Lara, ha insistido en que el mismo sea convertido en cielo abierto, tema que tocarán mañana jueves, a partir de las dos y media, en el Centro de Ingenieros.
Tiene toda la razón sobre el valioso patrimonio artístico que se está perdiendo en el lugar cuando, con una acertada política de recuperación, podría ser un extraordinario atractivo turístico para quienes visitan Barquisimeto, y también para residentes pues, con seguridad, son muchas las personas que desconocen la existencia de los tesoros allí escondidos.