En la mente del ganador, cualquier otra cosa que no sea levantar un trofeo ante la algarabía del público, sea en la NBA, China, Puerto Rico o Venezuela, tiene sabor a derrota. Cuando el objetivo no es alcanzado, el siguiente reto es dar el paso que falta y se vuelve tarea pendiente. Así se sintió Damien Wilkins cuando, al ser contactado por EL IMPULSO, escuchó las tres letras del torneo que no pudo ganar en su paso por Venezuela: la LPB.
Es el mismo jugador que con 20 puntos en la final contra Baurú de Brasil (84-79), en marzo de 2016, contribuyó como Jugador Más Valioso a Guaros de Lara y al baloncesto de Venezuela, en el logro de un inédito cetro: reyes del continente como ganadores de la Liga de las Américas FIBA. Es por ese trofeo que, dentro de dos semanas, se medirán en Frankfurt contra el monarca de la FIBA Europa: el Fraport Skyliners de Alemania, eso sí, sin Wilkins como parte del quinteto.
De 36 años de edad, el oriundo de Carolina del Norte, quien aspira a concluir su carrera como jugador activo en la NBA, esperaba volver a Venezuela con Guaros, pero desacuerdos contractuales lo han impedido. Es por ello que sólo Zach Graham repite entre aquellos que vistieron el rojo y negro, o incluso ese verde fosforescente con “Barquisimeto” en el pecho, en defensa de la franquicia.
“Todo el mundo sabe cuánto deseaba regresar y traer a Barquisimeto el trofeo de la LPB, pero desafortunadamente, no pudimos concretar las negociaciones. Cada noche allá di lo mejor de mí para ayudar al equipo a ser exitoso. Cumplí mi palabra y después de hacer el campamento de verano de la NBA con Charlotte Hornets fui a Venezuela a competir, como dije que haría”, recordó sobre su llegada, poco tiempo después de representar a Estados Unidos en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.
Agradecido con todos
Sabe que mantener una “cláusula NBA” en su contrato por segundo año seguido, que le permita marcharse si llega una oferta de esa liga, no es tan fácil en un equipo que tiene tantos compromisos nacionales e internacionales por jugar y, por eso, no tiene problema alguno en agradecer a la gerencia y su propietario, Jorge Hernández.
“Puedo entender su posición de que no quieran que me vaya a ningún lado (en plena temporada), aunque en toda negociación uno da algo a cambio de algo. Por eso no sé si sea posible volver. Fue muy divertido estar allá, hice muchos amigos y relaciones duraderas y por eso le deseo a la organización, a la ciudad, a mis compañeros en Barquisimeto, todo lo mejor”, manifestó el dueño del dorsal 21.
Perteneciente a la dinastía Wilkins, como hijo de Gerald y sobrino de Dominique, desea terminar del mismo modo que ellos, tras haber jugado casi una década en la NBA. “Creo que todas las cosas pasan como deben pasar y no siempre como nos gustaría que pasen. Admito que me emociona mucho saber la alegría que pude ayudar a darle a una ciudad tan maravillosa como esa y a sus aficionados, que se lo merecen. Incluso a ustedes como periodistas”, señala.
Al hablar de Guaros como organización lo resume en una frase: “No sólo me dieron la oportunidad de mostrar mi talento junto a grandes compañeros, en una gran ciudad con tremendos aficionados, sino que pude concluir esa experiencia con el éxito de un título internacional, algo que es muy importante en mi carrera”.
Advierte que el retiro no está cerca. “La historia de Damien Wilkins como jugador profesional aún está incompleta y mientras tanto, continúo trabajando en mi sueño de retirarme como NBA, pero el capítulo dedicado a mis experiencias en Barquisimeto será uno que sin duda va a preparar los siguientes que vienen, algo por lo que estaré siempre agradecido con todos allá”.