Una reunión social entre amigos, dentro de la intimidad de una casa ubicada en la calle tres de la urbanización Cañaveral, en el sector Coco e’ Mono del municipio Palavecino, fue interrumpida por tres ladrones, quienes ingresaron al inmueble amenazándolos para que entregaran sus pertenencias, lograron el cometido y antes de huir le dejaron el tórax perforado a uno de los invitados.
La mayoría de los presentes en la fiesta estaba desprovisto de objetos de valor, precisamente, como prevención por la inseguridad existente en el país, razón por la cual los delincuentes solo pudieron hacerse con dos celulares. Héctor Joaquín Peña Portillo, de 25 años, era una de esas personas precavidas.
El relato del hecho que había llegado a oídos de unos parientes de Peña Portillo resumía que el trío de asaltantes aparentaban tener no más de 18 años y se mostraron nerviosos al momento de cometer el robo, estado que, presumen, los pudo haber impulsado a accionar la escopeta con la cual se armaron y el proyectil hirió a Peña Portillo, un exfuncionario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
En el mismo instante, al parecer, uno de los atacantes también quedó herido, pero sin la gravedad del exguardia, quien fue trasladado en una ambulancia del centro de salud Don Felipe Ponte hasta la emergencia del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda, pero cruzó la puerta sin signos vitales, minutos después de las 03 de la madrugada.
Tenía planes de volver a la GNB
Aunque se había dado de baja hace escasos meses, Peña Portillo abrigaba la idea de volver a uniformarse, según relataron sus familiares mientras esperaban en la morgue.
Además de su interés de prestar servicio como GNB, era aficionado al canto. Se destacaba como intérprete de música llanera. Desde niño lo hacía, pues creció escuchando ese género por gustos de su padre. Era cálido de trato, recordaron sus allegados. Siempre “risueño y alegre”.