Casi 20 años han transcurrido de esta trágica Revolución, para que todos los venezolanos, luego de tanto soportar, al fin apreciemos el dolor al que han conducido a nuestra gran y rica nación, al sentir y ver con diáfana claridad un país destruido en todos los aspectos.
Cuando Chávez llegó al poder con el apoyo mayoritario de nosotros los venezolanos, el precio del barril de petróleo era de ocho dólares, y en el anterior periodo de 40 años de democracia nunca jamás sufrimos ningún año de angustia, ni inseguridad, ni escasez de comida o de medicinas. Me refiero responsablemente a que militares y civiles, empleados y funcionarios públicos, pueblo y sociedad en general, nunca habíamos sufrido una grave y triste situación como la que hoy vivimos.
Mis reflexiones: Me gradué de subteniente en el año ’59 con un salario mensual de Bs. 1.600 y en el año ’62 con salario de Bs 2.000 contraje feliz matrimonio. Sin recibir ayuda económica alguna de nadie alquilé una excelente vivienda recién construida, es decir, la estrené, con renta mensual de Bs. 300 y previo al matrimonio, con mi sueldo había adquirido los muebles y con crédito en Sears, adquirí todos los artefactos eléctricos y cancelaba mensualmente menos de 200 bolívares.
Gracias a Dios, jamás tuve una situación económica apremiante. Siempre fui muy feliz y nunca nos faltó comida ni nada. Mi señora y mis tres hijos toda la vida estrenábamos en diciembre, celebrábamos cumpleaños, aniversarios, atendíamos invitaciones, cambiaba de vehículo, vacacionábamos con crédito del Ipsfan todos los años, incluso al exterior; con un sueldo modesto que aumentaba progresivamente con los ascensos.
Al pasar a la situación de retiro llegué a percibir 30.000 bolívares mensuales y gracias a Dios, gracias al Estado venezolano, gracias a la Fuerza Armada Nacional, viví siempre muy feliz. Con el dinero de las prestaciones adquirí una pequeña granja y logré construir una vivienda la cual hoy no puedo mantener. Además, siempre pensé que con la jubilación un coronel recibiría una mensualidad suficiente para vivir moderadamente los años de vejez.
Debo confesar (todos los militares saben que es cierto) mi sueldo no me alcanza para comer y, lo más triste, de siete medicinas que debo ingerir diariamente sólo recibo una. Definitivamente estoy condenado a morir, pues no puedo comprarlas. No miento, los militares activos o retirados ya no recibimos las medicinas que requerimos para nosotros o nuestra familia. Pido e imploro al Estado venezolano, atender al bienestar de la familia militar. Justicia para quienes sirven a la Patria con entrega total y dedicación exclusiva. ¿Como vive un militar activo? ¿Como hace para mantener a su familia, a sus hijos, su hogar? El sueldo de un general no llega a 100 dólares mensuales; sueldo que en el Imperio lo gana un obrero o una empleada doméstica en un sólo día.
Considero muy importante recordar que en las unidades militares nunca jamás hubo proselitismo político, pues estaba prohibido y todavía la Constitución así lo establece. Nunca supe de política durante mi carrera militar, ni siquiera al personal civil se le permitía hablar de partidos políticos en las unidades. Jamás se habló de política, pues la Fuerza Armada Nacional es de la república y se debe al país como brazo protector de los venezolanos y de sus instituciones democráticas.
Se avecina un hecho trascendental en la vida democrática y constitucional de Venezuela, como lo es el referendo revocatorio, para el cual debemos activarnos todos los venezolanos en forma pacífica y la FAN debe ser garantía de su ejecución, como siempre lo ha sido en todo proceso electoral.
El pueblo soberano decidirá. No se debe cerrar el camino democrático y recordar: “Maldito el soldado que use las armas contra su pueblo”: Simón Bolívar. Y además, los crímenes de lesa humanidad y violación de los derechos humanos no prescriben y son sancionados en todo el mundo. Queremos vivir en paz. No a los mensajes de odio, no más mentiras. No se debe obstaculizar una protesta pacífica. La comunidad internacional esta vigilante.
Conclusión: Esta tragedia no solo la sufren los militares. Los venezolanos vivimos una grave catástrofe.