Hace poco, revisando la programación de un canal internacional pude observar la publicidad de una conocida marca de preservativos para hombres. De esos que se hacen en material de látex y que se venden libremente en todo establecimiento comercial del ramo, en cualquier país del mundo. El eslogan que utilizaron, presentando de manera paralela escenas de amor y romance entre los jóvenes, decía, !No pares de vivir! Vivir entonces para ellos es poder tener sexo “sin correr riesgo” de enfermedad de trasmisión sexual o embarazo no deseado. O sea, vivir, es no parar de tener sexo cuantas veces se presente la oportunidad. Por lo tanto, la “maravillosa” recomendación es: ¡No pares de vivir!La triste realidad es que vivir, para el mundo moderno hoy, es sinónimo de libertinaje. Predican que los jóvenes y los no tanto, pueden darse la oportunidad de adoptar una conducta desenfadada y totalmente abocada a satisfacer el placer y los caprichos. Lamentable, por cuanto la responsabilidad resultante de esos actos es totalmente ignorada, por lo cual, con frecuencia ocasiona enfermedades, problemas sociales y sobre todo traumas familiares. No se dan cuenta que andan con conductas inapropiadas según la moral, en relación al sexo, al propio cuerpo. Y abusan en comidas y bebidas. Y lo más lamentable y peligroso, algo que ignoran en su mayoría: pérdida de la vida eterna.
En el año 2000 por ejemplo; el número total de embarazos adolescentes en los Estados Unidos fue de 821.810 (84 embarazos por cada 1.000 personas).En cuanto a las Enfermedades de Trasmisión Sexual (ETS) viven un repunte generalizado en el mundo occidental, y España no es una excepción. Solo de las cuatro más frecuentes (sífilis, gonococia, clamidias y tricomonas) se diagnostican casi 450 millones de casos anuales, según la Organización Mundial de la Salud. Y a ellas hay que sumar la infección por VIH otros 2,7 millones. ¿Cómo les parece?
Que desperdicio, que el mundo teniendo delante de sus ojos la verdadera vida no lo vean. Cuando el Señor Jesucristo dijo en Juan 10:10 “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. El ladrón en este caso, es quien nos hace creer que “vivir” es la práctica del absurdo libertinaje del cual ya hablamos. Pero Dios dice “he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Pregunto. ¿Será que Jesús vino y murió en la cruz para que Ud. y yo tengamos la chica o el chico más apuesto para nosotros y muchos placeres corporales? ¡Por supuesto que no! Por cuanto el objetivo de la “vida” que ofrece Dios va más allá de esas trivialidades del mundo.
Aclaremos bien. La palabra clave en Juan 10:10 es “vida”. La traducción viene del original griego “zoé”. Cuya exégesis, le da a esta palabra un significado muy profundo en el original en el que fueron escritas. La palabra que traduce “vida” en griego es (“zoè”), significa vida en sentido absoluto, significa la misma clase de vida que tiene el Padre y el Hijo ¿Cómo es la vida del Padre? Eterna. Infinita, entonces cuando Jesús dijo, yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia, es connotación netamente espiritual. En otras palabras, lo que Jesús estaba diciendo, es que él vino a infundirnos la misma clase de vida que él tiene: una Vida Eterna. Cabría preguntar entonces ¿Cuál de las dos prefiere Ud.? ¡Decisiones! ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.
William Amaro Gutiérrez