Las dificultades para conseguir determinados repuestos, necesarios para la reparación de los camiones cisternas que por cuenta de Hidrolara y de la alcaldía de Iribarren distribuyen agua a numerosas comunidades, ha disminuido la prestación de ese servicio.
Desde hace tiempo las barriadas donde no reciben agua por tuberías son beneficiados con la que les envían desde el llenadero del kilómetro 11 de la intercomunal Florencio Jiménez, dependiente de Hidrolara, y el ubicado en las cercanías del mercado San Juan, de la alcaldía.
Pero, como lo informan miembros de las cooperativas que en ambos lugares operan, cerca del 40 por ciento de las unidades repartidoras se encuentran paradas por la faltas de repuestos o los altos costos de los que pueden conseguirse.
El llenadero del kilómetro 11, donde era habitual observar las colas de cisternas esperando para llenarse del vital líquido, este lunes se encontraba prácticamente desolados, con muy pocas.
Al ser consultado uno de los dueños sobre las razones, explicó que muchos camiones están “arrumados”, accidentados, además de que los ingresos que perciben por parte de la Hidrológica no cubren los gastos operativos.
Uno de ellos dijo que, en vista de la situación, muchos están quitándoles los tanques a sus vehículos para dedicarlos a otros tipos de cargas que consideren más rentables.
En el llenadero municipal de San Juan, si bien el número de unidades era mayor este lunes, no alcanzaba las proporciones de unos meses atrás cuando la cola sobre pasaba el mercado.
“Aquí la cosa también está difícil por las unidades que están paradas por falta de repuestos, además de que no nos pagan a tiempo y que todas las mañanas Hidrolara nos corta el agua al llenadero”, dijo uno de los propietarios presentes.
Explicó que de 200 camiones que en ese lugar llenaban a diario apenas quedarán unos 80, o menos.
Pero hicieron hincapié en el problema que confrontan con la falta de agua todas las mañanas, aproximadamente a las nueve, cuando todos se quedan sin hacer nada, lo que afecta a la gran cantidad de comunidades de las afueras de Barquisimeto que se quedan esperando algo tan indispensable para la preparación de los alimentos y la limpieza.
Indicó el vocero que nadie les da explicación sobre las razones por las cuales dejan de enviar el agua al llenadero de San Juan todos los días, como ocurría hasta hace algún tiempo.
Eso no sólo afecta a las comunidades sino también a ellos pues, mientras menor sea la cantidad de viajes que efectúan, menos serán sus ingresos, lo que no es rentable.
Además, hizo un llamado al alcalde Alfredo Ramos para que gire las instrucciones a quien corresponda para que no les retarden los pagos por el servicio que prestan.
El ingeniero Pedro Sánchez, presidente de Hidrolara, también ha exteriorizado su preocupación por la inexistencia de suficientes cisternas que permitan a la empresa suministrar la mayor cantidad del vital líquido a las barriadas que requieran de ese sistema por carecer de tuberías que permitan el suministro directo.