El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció este sábado la gestación de un plan golpista, dirigido por el imperio estadounidense y la derecha venezolana, para llenar de violencia al país y asaltar el poder político constituido y electo democráticamente por el pueblo venezolano.
«Está en marcha un plan de golpe de Estado fascista, dirigido desde EEUU, para plagar a Venezuela de violencia. No lo vamos a permitir, el pueblo en la calle no lo va a permitir en unión cívico militar», destacó.
La conciencia popular «es el mejor escudo que tenemos para defender la paz del país. La oligarquía, la llamada MUD, ha decidido romper las reglas del juego, y nosotros somos los defensores de la constitución, de la paz, del derecho al futuro de nuestros hijos, hijas, nietos, nietas; del futuro de esta patria que tiene derecho a soñar y a construir en paz su sueños».
Hizo un llamado al pueblo a mantenerse movilizado con máxima consciencia en defensa de la paz y el trabajo productivo para cerrar este año con una nueva victoria colectiva, una victoria para garantizar la inclusión y los derechos sociales alcanzados entre todos en 17 años de Revolución Bolivariana.
«Hagan consciencia y aprovechemos estos momentos estelares de la historia, que son los momentos en que la consciencia se despierta a niveles superiores y maravillosos para recordar las batallas que hemos dado», y con ello «salir en lo que resta de este año, desde el 1º de septiembre hasta el 31 de diciembre, a obtener una victoria grandiosa de la paz, de la tranquilidad de toda Venezuela, de la soberanía nacional, de la democracia, de la vida», agregó.
Desde el Palacio de Miraflores, donde recibió una marcha de la clase obrera, que se movilizó a favor de la Revolución Bolivariana, el Mandatario nacional recordó que la desestabilización y el quebrantamiento de la paz ha sido una constante en las acciones de la derecha, un de las evidencias fue el golpe de Estado contra el Gobierno del Presidente Hugo Chávez, en abril de 2002.
Mencionó que meses antes al golpe de 2002, las fuerzas revolucionarias presentaron pruebas de las pretensiones golpistas de algunos sectores, ante lo cual la derecha —que hoy pretender por cualquier vía hacerse del poder— salieron a subestimar esas denuncias, pese a la contundencia de la denuncia: una conversación telefónica entre el ex presidente adeco Carlos Andrés Pérez y el ex presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, en la que intercambiaban detalles sobre las acciones a desarrollar: paro nacional, la toma de la Asamblea Nacional, disturbios.