Aquellos tiempos de antaño cuando un usuario del transporte público podía elegir entre una gama de opciones para movilizarse según su conveniencia, de acuerdo al tiempo y posibilidad económica, desaparecieron.
Ya no es posible elegir entre subirse a un ruta, rapidito, ruta social, mototaxi o taxi particular, las alternativas se agotaron por muchas causas.
Rutas y disgustos
Los “rutas”, aquellas busetas que cubren áreas internas en Barquisimeto, cada día escasean más. Según las cifras del Sindicato Automotor del estado Lara, de 7.800 unidades, actualmente solo 50% o menos presta el servicio, y con serias dificultades, algunas parecen “desarmarse” en cualquier momento, otras tienen los cauchos lisos y no pueden laborar en días lluviosos.
Las paradas están siempre repletas, en las horas picos se observa a los pasajeros en la puerta, el nuevo usuario debe hacer un ingreso forzado y alertarse ante las bruscas operaciones del conductor para no perder el equilibrio, el olor en la unidad es una mezcla de perfumes y sudores. La consideración para ancianos, embarazadas y niños se perdió, cada uno lucha por un asiento.
No faltan los “charleros” que necesitan una colaboración porque “no quieren robar y regresar a Uribana”, el grito del pasajero para asegurar la parada y finalmente el chequeo final para comprobar que aún tiene todas sus pertenencias.
Aunque de seguro no habrá pasajero que no haya sufrido un disgusto en estas unidades, parece ser la única alternativa para trasladarse en Barquisimeto, además del Transbarca.
Pocos rapiditos
En el caso de los rapiditos, al ser vehículos tan antiguos, cada vez presentan más fallas y los repuestos no son fáciles de conseguir o su costo es muy elevado, por lo que muchos de sus conductores han declinado hacia otras actividades.
Yohana Escalona, representante de rapiditos urbanos en Lara, dice que además de los repuestos, la inseguridad es otro factor que ha hecho que este servicio esté desapareciendo progresivamente.
“Esta semana nos robaron tres carros en un mismo día, uno en Macías Mujica, otro en Carorita y uno más en Cabudare”. Pese a que -afortunadamente- los conductores no sufrieron lesiones y los carros fueron recuperados por los cuerpos de seguridad, los delincuentes se llevaron las baterías y los cauchos, ahora estos tres carros salieron de circulación y muy probablemente no se incorporen en un largo plazo.
Mototaxi elegido por unos pocos
La opción del mototaxi no convence a muchos, algunos usuarios consultados lo compararon con arriesgar su vida por las típicas maniobras entre el tráfico, no se fían de este servicio, lo eligen sólo en casos de extrema urgencia y se encargan de buscar uno que, al menos, esté inscrito en una línea autorizada y cuyo conductor esté uniformado.
Además, para el resto de conductores y peatones, los motorizados son considerados como intrusos, problemáticos, es fácil encontrar en la vía una disputa protagonizada por un motorizado.
El costo de un traslado en mototaxi es mayor al de un rapidito, para unos el tiempo lo vale, especialmente para los pasajeros que se trasladan desde el norte hacia el centro de Barquisimeto o viceversa, estos son los usuarios más frecuentes de este servicio.
La alternativa de las rutas sociales desapareció
Metrobus Lara suministraba transporte urbano en horas críticas hacia las zonas norte y oeste de la ciudad, cada mes movilizaban 34 mil pasajeros, también ofrecía 13 rutas irterurbanas (hacia otros municipios) y movilizaba a 20 mil personas al mes, prestando el servicio a un precio entre el 50 o 60%, por debajo del establecido por las líneas comerciales.
Tenía convenios con Fundaescolar para rutas estudiantiles, facilitaba servicio a la Unefa y a los consejos comunales. Ahora todas las unidades están inoperativas, transportistas privados lo atribuyen a la mala administración.
Vino a suplirla el sistema de transporte masivo Transbarca, cuyo proyecto en un inicio fue subestimado por los barquisimetanos y ahora su utilidad es indiscutible, convirtiéndose en la opción favorita por la calidad del servicio, rapidez y tarifa, según las opiniones de los usuarios consultados.
Sin embargo, la alternativa se ha quedado corta ante la demanda. La migración de pasajeros que usaban otros servicios hacia Transbarca se evidencia en las largas colas que a toda hora hay en las paradas más marcadas como las de la avenida Venezuela con Vargas, avenida Vargas con calle 22, avenida Libertador frente a Babilon y avenida Libertador a la altura de Las Trinitarias.
Taxi para privilegiados
El usuario del taxi (libre) conforma un grupo cada vez más escaso, usado desde siempre por personas con ingresos medios y altos.
Pero ahora pasó a convertirse en uso exclusivo para privilegiados, la tarifa para el traslado más corto es de Bs. 1.000 “prefiero perder el día de trabajo que tomar un taxi, a mí no me conviene” dice una pasajera que labora en el este de la ciudad pero reside en Duaca.
Otros usuarios señalaron que normalmente se reservan el uso de taxis para condiciones especiales como traslado a sitios desconocidos, viajes nocturnos, viajes de aeropuerto y días lluviosos.
Además subir a un taxi sugiere ciertas dificultades, como los traslados hacia zonas alejadas del casco central, que aunque se superan con un pago adicional, implica todo un lujo.
El verdadero problema
Todos los problemas anteriormente citados reflejan la necesidad urgente de efectuar cambios en la estructura del transporte, decisiones que deben ser tomadas por el Gobierno nacional y que van más allá de ofrecimientos incumplidos, como las proveedurías de repuestos, considerada por los transportistas como una idea extraordinaria, pero que aplicada a la realidad no sirvió más que para paliar la falta de repuestos para unas cuantas unidades y por corto tiempo.
Según Giovanny Peroza, secretario general del Sindicato Automotor de Lara, dijo que normalmente las dotaciones que llegan a este módulo son de 200 cauchos, para 7.800 unidades.
“El ajuste del precio de la gasolina debió servir para controlar y poner en operatividad las rutas sociales a fin de ampliar el servicio de transporte público” aseguró Carlos Méndez, vicepresidente de la Comisión Permanente del Terminal de Pasajeros, pero “de lo que administra el Gobierno, nada sirve”.
