Las voces de Penélope – Don Ramón Querales

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“No te vayas diría el viento cálido/quebrándose como hoja seca/entre los cardos /quédate dirían las tunas/y los yabos, quédate”, nos dice en su poema “Testimonios”, el poeta Ramón Querales, quien fuera nuestro cronista y a mucha honra para esta ciudad que tuvo –ya no tiene-un cronista de lujo, aunque al final de sus días de cronista lo ejerciera en espacio estrecho y poco amable, a pesar de su prestigio, la de su unidad y vocación de investigador, de lo cual dan fe numerosísimas publicaciones, entre ellas la columna semanal publicada en EL IMPULSO.

“Tú y tu tierra/pobre y lastimada/son los mismos polvos milenarios:/el alma de ambos es una sola piedra /con lágrimas iguales/”. Nacido en Matatere –cuya sierra de 60 millones de años es también asiento de la etnia Ayamán- conservó a lo largo de su vida, apego a su origen, amor por el semiárido y admiración por su bebida ancestral, el cocuy. Sus ideas de izquierda le llevarían por variados caminos de acción que nunca dejaron fuera el respeto a las ideas, la reflexión y el estudio de lo que hemos sido. Nuestro cronista desaparecido fue vendedor de libros, investigador del Celarg y en la UCLA, donde dejó escritos 10 volúmenes sobre la Poesía y Narrativa Larense, aparecida en la prensa venezolana del período 1808-1975.

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Sus 8 años en Fundacultura fueron de investigación sobre la cultura larense en la literatura, fiestas religiosas como San Antonio, el folclore y la música. La lentitud en la publicación de muchas de sus investigaciones le hicieron decir en el 2010 que era un escritor “inédito”. Es el caso de los dos tomos de la bibliografía y hemerografía de Lara para la Biblioteca Nacional, la recopilación de la obra completa de don Chío Zubillaga; su participación como investigador en los 5 tomos del Diccionario Biográfico del Congreso Nacional 1811-1958 y Los 5 de la Bibliografía de la Historia de Venezuela realizado para la Academia Nacional de la Historia. Sus ocho libros de poemas denotan su profundo amor por la forma y sentido de la poesía.

Sería en el ’91, cumplidos los requisitos establecidos tras la reforma –un año antes- de la Ley Orgánica del Régimen Municipal, otorgados derechos y responsabilidades de ley, cuando Ramón Querales concursó para el cargo de cronista, que no existía y cuyos antecesores ad honorem, fueron el periodista Eligio Macías Mujica, el Director de la Academia Nacional de la Historia, Antonio Álamo y el escritor Herman Garmendia. Todos con libros publicados e inéditos.La reforma aprobada por todos los representantes de los partidos políticos, exigía para poder recibir las credenciales y optar al concurso público de cronista, ser autor de algún trabajo histórico relevante referido a la ciudad o al municipio Iribarren en general. Se establecía que la calificación del aspirante, tomaría en cuenta el mérito y número de producciones literarias o históricas publicadas por intermedio de la cátedra, la tribuna, la imprenta, la radio o la televisión y que estén especialmente relacionadas con la investigación y análisis históricos referentes al Municipio Iribarren o a la ciudad de Barquisimeto. Para garantizar la pulcritud y transparencia del nombramiento del cronista, el jurado debía contener” siete cargos representativos de la ciudad”.

“Ahora, en este ajeno espacio,/distante y sin azules/sabiéndote antojo de la muerte,/ polvo y omega,/nada exiges,/nada ganas/ te enreda un laberinto/ y los caminos se enredan sin retorno. ”Lo que era motivo de orgullo y ejemplo regional y nacional: la forma y fondo de las exigencias para poder concursar más la transparencia en la elección, se convirtió en juego de manos del PSUV, artificio y oscurana entre gallos y medianoche. La viuda de Don Ramón, -Malula Cappello- reclama hoy que su sucesor: “… no reúne siquiera las condiciones mínimas para cumplir las responsabilidades y funciones expresas en la misma Ordenanza con la cual supuestamente lo nombraron, pues no es investigador ni historiador, no tiene publicaciones significativas sobre temas relevantes para la historia municipal, siendo casi imposible que pueda cumplir con la preservación de la memoria histórica y cultural de nuestro municipio”.Pena ajena…
“¡Cuánta tierra dura te estorbó el regreso,/ cuánta leña ardió quemando el aire/ y tú,/pegado a la arañosa senda, sucumbiste/débil y vencido/ y salvo estos testimonios,/nada eres ya/ en el barro de tu tierra, nada, nada!”

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